Ray Dalio comparte con nosotros los principios vitales y laborales que le han funcionado en su larga trayectoria.
Su propósito principal ha sido evolucionar y contribuir a la evolución de otros. Para conseguirlo, los errores han sido el elemento más decisivo, dotándole de humildad. Ahora, para cerciorarse de que su criterio es válido, Dalio precisa confirmarlo antes con pensadores independientes que compartan su misión. Los organismos, las organizaciones y los individuos son siempre muy imperfectos, pero son capaces de mejorar. La clave es caer, aprender y mejorar, para evolucionar de continuo. Los abiertos radicalmente de miras saben que encontrar las preguntas correctas y consultar a otras personas inteligentes es igual de importante que tener todas las respuestas. Existe, para Dalio, un principio laboral fundamental: haz que tu pasión y tu trabajo sean una sola cosa, y llévalo a cabo con las personas con las que quieres estar. Con ese principio, ha creado en su empresa una cultura en la que está bien cometer errores, pero resulta inadmisible no aprender de ellos, consciente de que cada error que cometemos y del cual aprendemos nos salva de miles de equivocaciones similares en el futuro. Así, los líderes de una empresa deben ser sabios y competentes, y tener la capacidad de establecer relaciones de trabajo estrechas, cooperativas y eficaces, caracterizadas por el desacuerdo reflexivo. Y los equipos de trabajo deben funcionar como en los deportes profesionales, en los cuales son necesarias habilidades diferentes para jugar en puestos distintos. La excelencia en cada una es obligatoria, el éxito de la misión es innegociable y los miembros que no están a la altura deben marcharse. Cuando los equipos funcionan con niveles de exigencia tan elevados y valores compartidos, es más probable que se desarrollen relaciones extraordinarias.
Con la lectura de este libro, comprendemos que el gran reto consiste en pensar por nosotros mismos y crear nuestros propios principios.
Resumen
Vídeo