Ahorro e inversión
Básico

Cuándo ahorrar y cuándo invertir

¿Cuánto debería ahorrar? ¿Debería ahorrar e invertir? ¿Cuándo dejo de ahorrar y sólo invierto?

¿Cuánto debería ahorrar? ¿Debería ahorrar e invertir? ¿Cuándo dejo de ahorrar y sólo invierto? Son preguntas típicas que nos hacemos todos en distintos momentos de nuestra vida. Aunque tengamos una serie de «buenas prácticas» definidas, la respuesta correcta varía en función de nuestra situación financiera personal y nuestro momento vital. Además, normalmente la solución es una combinación de ambas cosas para conseguir nuestros objetivos financieros personales a corto, medio y largo plazo. Para decidir qué deberíamos hacer y en qué proporción, podemos utilizar las siguientes guías.

Si no estás preparado para un imprevisto, es mejor enfocarse en el ahorro

Una de las ventajas de tener salud financiera es no sólo poder hacer frente a nuestras obligaciones económicas recurrentes, sino también estar preparados para un imprevisto en caso de emergencia o situación adversa.

Los expertos recomiendan acumular de tres a seis meses de gastos fijos como «fondo de emergencia» para hacer frente a imprevistos; por ejemplo, la pérdida de nuestro empleo, una avería importante que arreglar en casa, o incluso una reparación necesaria de nuestro coche.

Si partimos de cero, sin duda la prioridad debe ser ahorrar entre 500 y 1.000 €, y a partir de ahí seguir hasta alcanzar el equivalente a esos tres o seis meses de gastos. Si no tenemos claro a cuánto ascienden esos gastos fijos, tendremos que analizar nuestros gastos e ingresos durante los tres o cuatro meses anteriores para entender cuánto necesitaríamos para vivir.

Si tienes un préstamo personal o tarjeta de crédito con intereses altos, no inviertas todavía, enfócate en hacer pagos extra para reducir la deuda o eliminarla

Esta es sin duda mi recomendación favorita y la menos conocida. He hablado con cientos de personas en esta situación y es imprescindible tomar conciencia de esto. Si estamos pagando una tarjeta de crédito con un saldo vivo (por ejemplo, somos una de las 5.5 millones de personas en España con un saldo de 2.000 € en la tarjeta pagando por él más 20% de intereses, dato del Banco de España) o tenemos un préstamo personal donde los intereses son más de un 6%, no tiene sentido que decidamos invertir en vez de repagar nuestro préstamo o tarjeta más rápido.

¿Por qué?

Financieramente hablando, nuestras inversiones nos pueden dar una rentabilidad del 3 al 6% (dependiendo de cientos de factores, el primero nuestro propio perfil de riesgo), mientras que esa tarjeta nos cuesta más de un 20% de TAE. Si tenemos 100 €, tiene más sentido pagar el préstamo o tarjeta ya que, financieramente hablando, «es un mejor uso de ese dinero».

Aquí es importante tener en cuenta el peso emocional de qué hacer con ese dinero, lo cual complica la ecuación, puesto que muchos de nosotros no querremos dedicar todo el ahorro que tengamos a repagar deuda (por si tenemos un imprevisto). Es importante, entonces, equilibrar esta realidad con aquello que es financieramente mejor u «óptimo», ¡que nos deje dormir tranquilos por la noche!

Fija el horizonte temporal de tus objetivos financieros

Si estamos en un punto en el que podemos hacer frente a sucesos inesperados y tenemos nuestros gastos cubiertos, es el momento de pensar más a largo plazo. Podemos ahorrar en nuestra cuenta de ahorro o app favorita hasta el infinito, pero deberíamos pensar si ese dinero nos podría ayudar a llegar antes a nuestros objetivos financieros estando invertido y produciendo rentabilidad.

El punto importante aquí es nuestro horizonte temporal. Si estamos ahorrando para unas vacaciones el verano que viene, para un capricho o para un objetivo en que necesitaremos el dinero al cabo de un año o menos, típicamente se recomienda no invertir ese capital, pues si ocurriese algo que agitase los mercados con intensidad (la Covid-19, por ejemplo) no tendremos suficiente tiempo para que ese dinero recupere su valor antes de necesitarlo. Habrá objetivos de ahorro que podrán esperar si esto ocurre, como el capricho, pero habrá otros que no, por ejemplo, si estamos ahorrando para pagar los gastos de nuestra boda, estudios de los hijos, etc.

Todo aquello que sea ahorro de cara a un plazo mediano, de uno a cinco años, cae en un área gris. No tendremos un tiempo largo en el que recuperar el valor de nuestro dinero si hubiese una bajada fuerte en el mercado, pero dependiendo de cuál sea el objetivo de ahorro, es muy probable que sea mejor invertirlo. En pocas palabras: tenemos tiempo para recuperarnos de un altibajo en el mercado, pero no para soportar un ciclo bajista como fue, por ejemplo, la salida de la crisis del 2008, donde tardamos unos cinco años en recuperar niveles anteriores.

Por último, y como norma general, para todo objetivo con horizonte temporal por encima de los cinco años deberíamos invertir nuestro dinero a largo plazo. Tendremos tiempo suficiente para navegar cualquier tipo de altibajo del mercado. Y si nos toca un ciclo económico bajista, con paciencia volveremos a ver nuestro dinero crecer de nuevo, ¡siempre y cuando estemos bien diversificados!

En resumen, es fácil decir «invirtamos todo lo que podamos» y es así, pero el elemento que debemos enfatizar es «lo que podamos», no «todo». Tenemos que tener una serie de básicos cubiertos antes de empezar a invertir, y en nuestro viaje hacia la salud financiera adquirir esta base sólida es la prioridad. Nada de lo anterior es obvio, nadie lo pone negro sobre blanco y es muy complicado hacer recomendaciones de carácter general y aplicables a todos, dado que la situación financiera de cada uno es diferente. Por ello, hay que hacer hincapié en las preguntas que nos debemos hacer con respecto a nuestras finanzas: ¿cómo deberíamos estar pensando en nuestro dinero?, ¿cómo se aplica esto a mí? Con esto podremos decidir qué es lo mejor que podemos hacer en cada momento con cada 5 € que podemos apartar de cara al futuro. Si son 50 €, 500 € o 5.000 €, simplemente estaremos tomando esas mismas decisiones «multiplicadas» por 10, 100 o 1.000, puesto que lo demás no cambia y sigue siendo válido. Simplemente, estaremos avanzando más o menos en nuestro viaje a la salud financiera.

 

 

Foto de Myicahel Tamburini en Pexels

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