Camino de servidumbre se propone, fundamentalmente, demostrar la incompatibilidad irremediable entre colectivismo y libertad humana. Se ofrece una minuciosa descripción del camino por donde el colectivismo avanza ahora, a saber: el de la planificación económica.
Se aprecia una creciente veneración por el Estado, admiración del poder y de lo grande por ser grande, y un entusiasmo por la organización constante de todo, derivado de una incapacidad para dejar cualquier asunto al simple poder del crecimiento orgánico.
En una sociedad en régimen de competencia no hay nadie que pueda usar ni siquiera una pequeña fracción del poder que disfrutaría una oficina de planificación estatal. Así, el sistema de competencia es el único dirigido a hacer mínimo, por descentralización, el poder que los hombres ejercen sobre los otros hombres. La única política realmente progresiva estará fundada en la libertad del individuo.
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