Con este libro, Kostolany pretende difundir su particular forma de entender la inversión. Un inversor es, para él, un bolsista intelectual que actúa de forma reflexiva, pronostica con acierto el desarrollo de la economía, la política y la sociedad e intenta sacar provecho. El inversor es lo opuesto al jugador. Compra acciones y las conserva durante años. A la larga, el jugador siempre pierde, mientras que el inversor a largo plazo gana. Porque a largo plazo, la economía y la bolsa avanzan en la misma dirección, pero, en el camino, pueden moverse en direcciones completamente opuestas. Tener paciencia y pensar es, por este motivo, lo más importante para un inversor. El inversor paciente que piensa por sí mismo ya se sitúa por encima del 90% de sus colegas.