Todo financiero ha de dominar múltiples disciplinas, porque las finanzas son el hilo que recorre todos los aspectos de la vida. Los negocios son el denominador común de todas las actividades y empresas humanas.
Lo que atraía a Rask, el protagonista de esta novela, del mundo de las finanzas era su complejidad, sí, pero también el hecho de que él consideraba el capital un ser vivo de existencia aséptica. Se mueve, come, crece, se reproduce, enferma y puede morir. Pero es limpio.
Su larga experiencia en los negocios le había impartido dos lecciones: que las condiciones ideales para los negocios nunca se dan espontáneamente, sino que hay que crearlas; y que el interés propio, si se encauza correctamente, no debe diferir del bien común.