- Los que más han sufrido han sido nuestros mayores y nuestros jóvenes, justo quienes más se merecen una buena vejez y una buena infancia y adolescencia. Ellos son los que más han padecido las limitaciones impuestas por el confinamiento. Les debemos una reparación en toda regla. Compartamos tiempo con ellos y prioricemos el futuro de nuestros jóvenes. ¡Demos vida a sus proyectos e ilusiones!
- Ellas son nuestra base. Como siempre, cuando las cosas se ponen difíciles, sois vosotras, las mujeres, las que dais un paso al frente y os echáis al hombro el trabajo de sacar a las personas adelante.
- La importancia de la familia. Ante el cúmulo de despropósitos protagonizado por la mayoría de nuestros gobernantes, con independencia de su nivel de actuación (local, autonómico o nacional), en el único lugar donde se hablaba con cierta sensatez y sentido común ha sido en la familia.
- Atención a los daños colaterales. Son muchos los que han quedado tocados tras esta pandemia: seres queridos perdidos, algunos sin posibilidad de ser despedidos; enfermos crónicos consecuencia de la Covid-19; relaciones tensionadas; soledad acentuada… Todos ellos merecen nuestro tiempo y nuestro cariño. Podríamos haber sido nosotros. Se lo debemos.
- Optimismo y progreso. ¿Quién hubiera pensado en marzo o abril del año pasado que antes de final de ese año se iba a desarrollar una vacuna y a aplicarse con éxito? ¿Quién se iba a imaginar que hoy en España la gran mayoría de la población estaría vacunada? Muchos eran los que decían que tardaríamos años en tener una vacuna, pero antes de final de año la vacuna era una realidad. Nos hemos superado a nosotros mismos. ¡Viva la ciencia!
- Somos seres sociales. Salir a la calle y no ver gente, no poder quedar con amigos, no poder estar con los compañeros de trabajo, no poder saludar al vecino o al tendero… Todo esto son cosas que el confinamiento nos ha ayudado a valorar y apreciar. Quizá a partir de ahora nos lo pensemos dos veces antes de criticar a la ligera a cualquiera.
- La tecnología para conectarnos con la familia. ¿Cuántos hemos hecho vídeos con nuestros mayores? Ante la imposibilidad de abrazarlos y de verlos físicamente, todos hemos descubierto que nuestros mayores son muy capaces de mantener una videoconferencia y de sonreír y trasmitirnos optimismo, pese a haber estado en la diana del virus.
- Necesitamos los espacios abiertos. No podemos estar todo el día entre cuatro paredes. Necesitamos la luz del sol, la brisa de la mañana, escuchar el sonido de los pájaros, los perros, las fuentes, a los niños…
- Menos es más. Durante el confinamiento descubrí mi «fondo de armario». Aquello eran más de tres dimensiones, yo diría que hasta cinco, porque no paraban de salir prendas que incluso había olvidado. Entonces, me propuse no comprar ropa durante todo el confinamiento y es algo que mantengo hasta el día de hoy, salvo algunas prendas de primera necesidad…
- Vivir, vivir, vivir. Tenemos la fortuna de haber superado esta debacle. Seamos agradecidos, vivámoslo con alegría y tratemos de contagiar nuestro gozo a los que nos rodean.
Durante todo el confinamiento me venía a la cabeza la gran canción de Bob Dylan «Forever Young», cuya traducción acompaño y dedico a los que ya no están con nosotros:
Por siempre joven
Que Dios te bendiga y te proteja siempre
que tus deseos se hagan todos realidad
que hagas siempre por otros
y otros hagan por ti
que construyas tu escalera a las estrellas
y subas cada peldaño
que permanezcas por siempre joven,
por siempre joven, por siempre joven,
que permanezcas por siempre joven.
Que crezcas para ser virtuoso,
que crezcas para ser auténtico
que siempre conozcas la verdad
y veas la luz que te rodea.
Que seas siempre valiente
seas firme y fuerte,
que permanezcas por siempre joven,
por siempre joven, por siempre joven,
que permanezcas por siempre joven.
Que tus manos siempre estén ocupadas
que tus pies siempre sean veloces
y que tengas una fuerte base
para cuando el viento cambie de golpe
que tu corazón siempre esté alegre
que tu canción sea siempre cantada
que permanezcas por siempre joven,
por siempre joven, por siempre joven,
que permanezcas por siempre joven.
Autor: Bob Dylan
Copyright: 1973 by Ram’s Horn Music; renewed 2001 by Ram’s Horn Music
Traducción: GodDylan.com
Foto de Dziana Hasanbekava en Pexels