Normalmente me presento de la siguiente forma: «Soy Luis Pita, autor de Ten peor coche que tu vecino y Libre. Mi libertad financiera es de 14 años, esto quiere decir que, si hoy dejase mi trabajo, podría mantener el mismo tipo de vida, sin cambiar nada durante ese tiempo».
Esta libertad la he construido sin fundar una gran empresa ni heredar una fortuna, sino tomando buenas decisiones financieras como preahorrar y con un enfoque muy claro para mi vida: la sencillez.
Si tuviera que resumir mi vida, diría que es una vida sencilla que me permite disfrutar de tiempo para mi familia, mis amigos y mis pasiones.
Las dos ventajas de esta vida sencilla son:
- Construyes tu libertad financiera más rápido. Cuanto menos necesitas, más rápido acumulas capital.
- Me permite centrarme en lo que de verdad me importa, en lo que me aporta valor y vivir tranquilo.
Estos son los 5 principios que aplico:
Un coche sencillo que me lleva donde quiero
No escribí un libro que se titula Ten peor coche que tu vecino por casualidad. Es un consejo que sigo. Los motivos ya te los expliqué en un artículo anterior de Value School.
Una casa sencilla y sin hipoteca
Vivo en la casa de mis sueños con mi mujer y mis hijos. Alejada de la ciudad, pero bien comunicada y con un jardín del que disfrutamos todas las tardes.
Cuando compramos la casa lo hicimos con dos criterios básicos: una casa que nos encantara y que pudiésemos comprar sin hipoteca. Podría haber comprado una casa el doble de grande, pero tenía claro que no quería la losa de una deuda en mi vida (ni en mis finanzas).
La construcción de la casa es sencilla, igual que la decoración. Su estilo es minimalista y su diseño sigue un principio del que también te he hablado aquí: menos, pero mejor.
Un armario sencillo
Tengo 5 pantalones, 5 camisas, 10 camisetas y 10 jerseys. Mi armario es reducido, como quiero que sea. Tengo todo a la vista y puedo combinar muy bien la ropa que tengo. Hasta mi mujer piensa que tengo más ropa que ella.
Para escoger mi ropa sigo dos principios de vida minimalistas:
- Menos, pero mejor. Solo me compro ropa que de verdad me encanta.
- Uno entra, uno sale. Cada vez que compro una prenda nueva, saco otra del armario y la dono. Así evito acumular más de la cuenta.
Vida familiar sencilla y plena
Mi vida familiar es muy simple y también se rige por dos principios.
El primero es uno que también se aplica a cómo gastar el dinero para ser más feliz: más experiencias, menos cosas. Esto se traduce en pasar tiempo con nuestros hijos y disfrutar de viajes, paseos por la montaña o juegos de mesa. El resumen sería: menos juguetes, más tiempo de calidad con sus padres.
El segundo principio es tener más hobbies y menos pantallas, y lo aplicamos tanto nosotros como nuestros hijos. En casa no tenemos televisión (sí un proyector) y mis hijos ni tienen móvil ni usan el de sus padres. Así, mi hijo se pasa dos horas al día construyendo en el jardín o leyendo.
Para la educación de los niños y nuestras amistades también seguimos el patrón de la sencillez. Un buen colegio, con una educación excelente, pero sin tonterías, igual que nuestros amigos. Personas sencillas, sin apariencias ni tonterías.
Aficiones sencillas
Mis placeres también son sencillos: pasar tiempo con mis seres queridos, salir a cenar, jugar a juegos de mesa y la fotografía. No tengo aficiones caras como esquiar o el golf y lo hago de forma consciente, aposta.
Este modelo de vida sencilla me ayuda a valorar mucho más cada cosa que hago, a centrarme en lo que me importa y me hace feliz y no en acumular cosas que deberían tener ese efecto, pero que rara vez lo tienen.
Foto de Vlad Bagacian