A la hora de escoger un fondo de inversión debemos saber qué modelo de gestión se adapta mejor a nuestro perfil.
¿Replicar el mercado o intentar batirlo?
Esta es la primera decisión que debemos tomar cuando nos planteamos contratar un fondo de inversión.
La gestión activa trata de generar rentabilidades superiores a la del mercado. Por su parte, la gestión pasiva se limita a replicar el comportamiento de su índice bursátil de referencia.
¿Cuál de los dos te conviene más? Eso es lo que voy a tratar de responder en este artículo. Aquí te hablaré de las características de ambos modelos de gestión, sus ventajas e inconvenientes y cómo elegir uno u otro según tu perfil como inversor.
Qué son la gestión pasiva y activa y en qué se diferencian
Antes de nada, debemos entender las particularidades de estas dos formas de gestionar una cartera de inversión.
1. Gestión activa
Un fondo de gestión activa realiza continuas compras y ventas de activos financieros para conseguir una rentabilidad superior a la del mercado. Así, su objetivo es batir al índice bursátil que toma como referencia (S&P 500, NASDAQ, IBEX35…). Esto obliga al gestor a permanecer siempre atento a los movimientos del mercado. Además, necesita unos profundos conocimientos de las técnicas de análisis financiero para determinar qué activos pueden ser más rentables en un momento dado.
Existen algunos grandes gestores estrella que han logrado rentabilidades espectaculares de manera sostenida. Como ejemplo podemos citar a Warren Buffett (con Berkshire Hathaway ha logrado una rentabilidad media del 20% entre 1965 y 2020) o Peter Lynch, que durante los 13 años que estuvo al frente del Fidelity Magellan (de 1977 a 1990) mantuvo una rentabilidad media neta del 29,5% anual. Durante sus respectivos periodos de tiempo, ambos lograron duplicar la rentabilidad media del S&P 500, su índice bursátil de referencia.
Ahora bien, es importante destacar que ellos no son la norma, sino la excepción. Aunque suena atractivo, en la práctica solo un ínfimo porcentaje de los fondos de inversión consigue batir al mercado a largo plazo.
2. Gestión pasiva
Si un fondo de gestión activa busca batir al mercado, el fondo de gestión pasiva lo replica. Por ejemplo, un fondo que toma como referencia al IBEX 35 invertirá, de manera proporcional, en todas las empresas que lo conforman (para que la inversión sea una réplica exacta del propio índice). De este modo, tú como inversor obtienes la misma rentabilidad media que el índice, descontando las comisiones que cobra el fondo.
La inversión en este tipo de fondos se realiza a través de ETF o de fondos indexados. Esta fórmula ha sido defendida por muchos de los mejores inversores de la historia, incluido el propio Warren Buffett.
Ventajas y desventajas de la gestión activa y pasiva
Cabe destacar que para el inversor ambos modelos son una forma de inversión pasiva. Es decir, tanto si decides invertir en un fondo de gestión activa como un ETF o un fondo indexado, lo único que debes hacer es escoger el fondo adecuado para invertir en él (tanto si haces buy and hold, como si vas cambiando de activos cada cierto tiempo). Pero hay algunas diferencias importantes.
1. Rentabilidad
Como veíamos, en el largo plazo muy pocos fondos de gestión activa logran realmente batir al mercado. No solo eso, sino que según numerosos estudios, como el SPIVA, a 10 y 15 años más del 80% obtienen rentabilidades inferiores a las del mercado.
Esto no significa que batir al índice de referencia sea imposible. De hecho, como te decía, hay algunos grandes inversores que lo han logrado de forma sistemática. Pero sí que es una hazaña muy difícil de lograr.
Por su parte, la gestión pasiva es la que ha demostrado ofrecer mayores rentabilidades en el largo plazo. Por ejemplo, esta es la evolución del S&P 500 estadounidense desde 1980 hasta la actualidad:
En este periodo su rentabilidad media anual ha sido del 9,16%.
Como ves, incluso habiendo invertido en este índice de forma totalmente pasiva (mediante una estrategia de buy and hold) podrías haber obtenido unas rentabilidades muy interesantes.
En el caso de que igualmente decidas contratar un fondo de gestión pasiva, es vital que analices su rentabilidad media durante al menos los últimos 5 o 10 años. De esta forma verás cómo se ha comportado durante periodos de mercado bajista.
2. Comisiones
En un fondo de gestión activa el gestor realiza un trabajo de análisis constante con herramientas de investigación muy costosas para determinar cuándo comprar o vender sus activos. Ese esfuerzo, como es lógico, se traduce en unas comisiones de gestión más elevadas. De media, los fondos gestionados activamente tienen una comisión anual de un 1-2 % del capital invertido, mientras que en los fondos de gestión pasiva las comisiones rondan el 0,2-0,5 % (aunque por supuesto, estas cifras pueden variar mucho según el fondo).
Y no solo eso. Además, algunos fondos de gestión activa también cobran otro tipo de comisiones, como las de suscripción y de reembolso, que pueden llegar a ser del 4%. Es importante que tengas esto en cuenta, porque de lo contrario las comisiones podrían comerse una parte importante de la rentabilidad de tu inversión. De hecho, estas elevadas comisiones son otro de los motivos por los que muy pocos fondos de gestión activa logran ofrecerles a sus clientes rentabilidades netas interesantes.
3. Riesgo de pérdidas
En este punto, ambos modelos de gestión pueden ser un arma de doble filo. Si bien a largo plazo la gestión pasiva ha demostrado ser más rentable, en periodos de alta volatilidad la activa juega con ventaja.
Un fondo de gestión activa tiene más flexibilidad para adaptar su estrategia y capear la crisis, lo que le permite minimizar las pérdidas en momentos de estancamiento o de crac bursátil. Esto, por supuesto, siempre y cuando siga una estrategia adecuada. De lo contrario, el riesgo de sufrir pérdidas es elevado.
La gestión pasiva es más rígida, por lo que a corto plazo no tiene la misma capacidad de reacción. Sin embargo, lo compensa con una mayor rentabilidad a largo plazo.
¿Cuándo te conviene más invertir en gestión pasiva o activa?
Como has visto, ambas inversiones tienen sus puntos fuertes y débiles. Sin embargo, en el primer caso el esfuerzo para escoger el fondo es mayor (ya que debemos asegurarnos de que estamos contratando el adecuado).
En resumen, podemos decir que la gestión activa es más conveniente para inversores que:
- Disponen de un capital elevado (necesario para acceder a determinados fondos).
- Piensan mover su dinero de un fondo a otro (en algunos países estas operaciones disfrutan de ventajas como el diferimiento fiscal).
- Buscan inversiones alternativas que no están disponibles en los fondos de gestión pasiva, como el vinoo el whisky.
Por su parte, la gestión pasiva es apta para inversores que:
- Cuentan con un capital de cualquier nivel, ya sea elevado (porque son productos muy líquidos), como reducido (es posible invertir en un fondo de gestión pasiva con apenas unos cientos de dólares).
- Tienen conocimientos escasos.
- No quieren pasar demasiado tiempo gestionando sus inversiones.
¡Te deseo unas muy felices inversiones!
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