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​​Cómo aumentar tus ingresos trabajando por cuenta ajena​

Una de las preguntas más habituales cuando hablamos de mejorar nuestras finanzas y de disponer de más dinero para invertir es esa de «¿qué es más importante: ingresar más o gastar menos?». Ambas cosas son importantes, aunque en la mayoría de los casos sentimos que tenemos más control sobre la segunda. En este artículo, sin embargo, voy a hablar de la primera: cómo potenciar nuestras opciones de aumentar ingresos accediendo a empleos por cuenta ajena mejor remunerados. 

El modelo PIE 

El mundo de la academia ha propuesto múltiples modelos de desarrollo de carrera. Uno de ellos es el PIE de Harvey Coleman, que fue desarrollado en un libro llamado Empowering Yourself: The Organizational Game Revealed, no disponible en español, que yo sepa. 

Coleman trabajaba en IBM, donde fue ascendiendo hasta que llegó un momento en que su carrera tocó techo. Hubo una vacante por encima de él y, aun dando por hecho que sería suya en base a los resultados que había obtenido, otra persona fue seleccionada. En este libro explica por qué cree que aquello pasó y por qué hay tantas personas que, aun teniendo un excelente desempeño en sus trabajos, son constantemente pasadas por alto a la hora de decidir quién recibe la promoción.  

Siempre hemos oído eso de «trabaja duro y llegarás lejos», como si entre obtener buenos resultados y acabar siendo CEO de la empresa hubiera una relación perfecta de causa y efecto. Pero no es así, porque en cada empresa hay muchas personas que trabajan muy duro. ¿Cómo se selecciona entre ellas quién promociona a puestos mejores? 

Coleman dice que la vida es un juego sobre la gente y sus reacciones; para nada un juego trivial, pero un juego, al fin y al cabo, y se rige por reglas, las más importantes de las cuales no están escritas. 

Segú Coleman, el éxito en el mundo profesional estaría determinado por 3 elementos cuyas siglas dan nombre al modelo: Desempeño o Performance, Imagen y Exposición. 

Cuando tienes la sensación de que lo estás dando todo, que incluso los números te acompañan  pero no recibes el reconocimiento que esperas, a veces es porque fallan las otras dos piezas del puzzle. 

Un buen desempeño te da el dorsal de la carrera y te permite participar. Es necesario, pero no suficiente. Por su parte, la Imagen ha de ser definida y desarrollada antes de trabajar en la Exposición, de lo contrario, esta tendrá resultados adversos. Vamos a ver cada uno de estos tres elementos. 

Desempeño (Performance) 

La P del modelo PIE es de Performance o desempeño. Es el trabajo del día a día, cómo cumplimos los objetivos que nos han puesto. En nuestra cabeza esto es todo lo que hay en cuanto a desarrollo de carrera. Tendemos a creer que solo tenemos que hacer un buen trabajo para promocionar, y no es así. De hecho, este elemento tiene menos influencia de la que creemos, y darse cuenta de esto por las malas puede ser muy frustrante. 

Así que, lo primero que debemos hacer es asumir que esto solo es un componente más de aquellos en los que necesitaremos trabajar.  

Imagen 

Tu imagen personal es lo que creen otros de ti. ¿En qué términos hablan sobre ti cuando no estás? ¿Qué tipo de reputación tienes en tu empresa? Como decíamos antes, es importante definir y desarrollar la imagen antes de poner el foco en la exposición.  Y, como ves, no he utilizado el verbo «crear», porque eso ya está hecho. Todos tenemos una imagen, lo queramos o no. Podemos (y debemos) modificarla en base a nuestros objetivos. ¿Qué podemos hacer para ello? 

Cuida tu apariencia. Esto depende mucho de la empresa, pero, aunque no haya un código de vestimenta estricto, puede sorprender que alguien con un aspecto desaliñado llegue al tipo de puesto que quieres conseguir. Te dejaré a ti aplicar esto a la situación de tu lugar de trabajo, basta con recordar eso de «viste para el puesto que quieres conseguir, no para el que tienes hoy».  

Comunica bien. Aun siguiendo escrupulosamente las reglas gramaticales al hablar y escribiendo sin faltas de ortografía (cosa que, no nos engañemos, no todo el mundo hace) se puede ser terrible a la hora de comunicar. Aprende a relatar cosas de forma estructurada, coherente y concisa. 

Trata de conocer a las personas con las que trabajas y averigua cuál es la mejor manera de comunicarte con ellas. ¿Prefieren emails cargados de detalles o concisos? ¿Son de los que visualizan información en una hoja de cálculo o necesitan gráficos para verlo más claro? 

Presta atención a tu lenguaje corporal. ¿Tienes alguna manía o gesto frecuente que revele nerviosismo o incomodidad? ¿Te has fijado en cómo te sientas cuando estás en reuniones? 

Controla tus reacciones. Las reacciones son espontáneas, pero las respuestas las elegimos. Obviamente, no podemos evitar reaccionar, pero evalúa tu comportamiento para identificar si tienes tendencia a reír nerviosamente muy a menudo, a tener arrebatos de entusiasmo o de enfado fácilmente, etc. 

Cuida tu actitud en situaciones de estrés. Nadie quiere tener cerca a alguien que se pone a correr en círculos ante una situación de «código rojo». El único camino para resolver el problema es adoptar una actitud calmada, orientada a encontrar soluciones, y dejar de lado las responsabilidades y culpas hasta que todo esté solucionado. ¿Fácil de decir y difícil de hacer? Desde luego, pero es la mejor opción. Es cuestión de autocontrol y desarrollo personal. 

Actúa como si encajaras. Imagínate que un día tu jefe te dice que tienes que presentar algo al equipo directivo o a compañeros con los que, en general, no interactúas. Los nervios y la sensación de incomodidad son normales, pero intenta no mostrarlos. Una de las señales más obvias de que alguien está listo para avanzar en su carrera es que puede desenvolverse de forma fluida y natural en este tipo de situaciones que se salen de su rol habitual.  

Apréndete los nombres de todo el mundo con el que trabajes y úsalos. «¡Ay, es que yo soy terrible para los nombres!». Los puedes anotar. No hay palabra más dulce para una persona que su propio nombre. Y si en algún momento no recuerdas el de alguien, intenta averiguarlo sin preguntarle directamente.  

Inspírate en gente a la que admires. No se trata de plagiar a nadie; simplemente, identifica a aquellas personas que han conseguido lo que tú quieres alcanzar y toma ideas. 

Una vez nuestro desempeño está a la altura y nuestra imagen proyecta algo positivo para nosotros, estamos listos para el último punto, que para el autor de este modelo explica alrededor del 60 % del éxito profesional (ni más ni menos). Hablamos de la Exposición. Pero antes de meternos en esto, quiero hablarte del concepto de «fluidez».  

Me refiero a la habilidad para encajar en la cultura de la empresa y comunicarte en base a ella sin hacer un esfuerzo consciente. Cuanto más «fluido» seas, más cómoda harás sentir a la otra persona y más crecerá su nivel de aceptación con respecto a ti y a la idea de verte como alguien ejerciendo un cargo superior. 

Por el contrario, si no operas de forma fluida, es decir, si te cuesta responder, desentonas, continuamente tienes «choques» con personas, procedimientos y aspectos de la organización, harás sentir incómodos a los demás. Obviamente, no van a ser maleducados contigo, pero preferirán no tenerte cerca si está en su mano y, desde luego, no contarán contigo para promociones. Es más, para que te consideren de cara a puestos superiores tendrás que mostrar capacidad para operar «fluidamente» en ese nivel al que quieres llegar. Obviamente, no hablamos de que sepas hacer el trabajo a nivel técnico, pero sí de que muestres que te encuentras cómodo en esa posición.  

Crees que la decisión sobre promocionarte recae en tu jefe o en el jefe de tu jefe, y tienes razón, pero ¿crees que te promocionarían sabiendo que tus compañeros y otras personas de la empresa estarían rotundamente en contra? ¿Lo harían sabiendo que tendrían que explicar su decisión mil veces y que si algo sale mal (si tú sales mal) un montón de gente les dirá «te lo dije»? Cuando te promocionen no quieres que nadie se sorprenda, quieres que piensen: «¡ah claro, eso se veía venir!». 

En su libro, Harvey Coleman habla de fichas positivas y negativas y explica que estamos en un juego continuo de intercambio fichas. Piensa en las de un casino, redonditas y pequeñas. Cada vez que un compañero te dice sonriendo «gracias por ayudarme con esto, me has sacado de un apuro» o que otro menciona en una reunión «esto ha sido idea de Fernando y ha salido genial»  (Fernando eres tú, por cierto), eso es una ficha positiva para ti. En cambio, cuando cometes un error y otra persona se entera o dices algo inadecuado y el resto de la sala piensa «¿pero, qué?…» ahí te estarán dando fichas negativas.  

Obviamente, estas cosas pasan porque somos humanos. La idea que te quiero transmitir es que acumules el mayor número de fichas positivas posibles y minimices las negativas. Por supuesto, tú estarás dando fichas a otros de forma continua también. Es un «toma y daca». 

Exposición 

Una vez hemos trabajado la imagen y estamos satisfechos con el resultado, toca potenciar la exposición. Obviamente, no es que hasta ahora hayamos tenido cero, porque siempre hay cierta exposición involuntaria, pero es ahora cuando vamos a querer ponernos en el centro del escenario, por así decirlo. Y esta parte es importante; de hecho, es el factor de este modelo de desarrollo de carrera con un mayor peso, según el autor. 

¿Quién sabe lo que haces y consigues? ¿Te conocen los equipos con los que trabaja el tuyo? ¿Y qué hay del jefe de tu jefe? Imagínate esta situación: tu jefe te conoce, sabe que trabajas bien y quiere promocionarte. Todavía no te ha dicho nada porque no depende solo de él. El área a la que pertenecéis tiene solo una vacante después de que el jefe de otro equipo se haya ido. Así que la directora de área dice a los respectivos jefes de equipo que piensen quién puede cubrir esa vacante y animen a solicitar el puesto a las personas que crean adecuadas. La decisión final será de la directora, pero lógicamente confía en sus subordinados y en lo que estos conocen a sus respectivos equipos, por lo que tendrá muy en cuenta su opinión.  

Tu jefe llega a la reunión y dice tu nombre; dice que trabajas estupendamente, que has logrado los objetivos de los últimos trimestres y que serías excelente para el puesto. ¿Qué crees que van a pensar los otros jefes de equipo? No van a sentirse impresionados por el hecho de que cumplas tus objetivos. Lógicamente, si te están proponiendo para una promoción, es que lo haces. Lo que van a pensar es: ¿conozco a esa persona?, ¿tengo alguna experiencia positiva trabajando con ella?, ¿alguna vez ha presentado en las reuniones trimestrales del área? Y no digamos si ellos mismos tienen a alguien de su propio equipo a quien presentar. En ese caso tu candidatura y rendimiento en la entrevista deberían ser aún más impresionantes si cabe.  

Si el resto de jefes de equipo se dan cuenta de que no les suenas, de que no te conocen de nada, lo más seguro es que no muestren mucho entusiasmo por tu promoción. Al fin y al cabo, no se suele crear la siguiente generación de líderes con desconocidos. En este caso, mejorar tu exposición en la empresa debería ser un objetivo prioritario. ¿Cómo puedes hacerlo? Aquí van unas cuantas ideas. 

Ofrécete voluntario cuando surja la ocasión. No sé en tu empresa, pero a mí me ha pasado varias veces que mi jefa diga: «El equipo de Fulanita está hasta arriba y necesita apoyo con esto» o «hace falta presentar los logros del equipo y me apetece que lo haga alguien de vosotros». Estas son oportunidades de exposición en toda regla. Para la mayoría serían simplemente tareas extra que no forman parte de la descripción de su puesto y, encima, no les van a reportar más dinero en la próxima nómina. Pero si quieres progresar en tu carrera tienes que empezar a agarrar esas ocasiones al vuelo y no te resultará difícil, porque no son opciones por las que la gente se pelee. 

Otra forma de mostrar que estás ahí es preguntar a tu responsable qué retos está teniendo el equipo para alcanzar objetivos y si puedes ayudar en algo. No te comprometas a nada en el momento, simplemente toma notas y luego dedica tiempo a pensar sobre ello. 

Participa en actos de la empresa y sé consciente en todo momento de que estás en una situación de trabajo. Hablamos de fiestas de Navidad, verano, congresos, etc. Son excelentes ocasiones para conectar con gente que está varios niveles por encima en la escala jerárquica.  

¿Quiere esto decir que vas a recibir una promoción por hacer reír a la vicepresidenta en la cena de Navidad? No, obviamente no. No se trata de hacer algo revolucionario que nos ayude a progresar al día siguiente sino de acumular un montón de fichas positivas. 

Soy muy consciente de que esto de los actos corporativos puede significar algo muy distinto en función de tu personalidad. Si eres extrovertido y muy sociable puedes pensar «claro que no me voy a perder una fiesta, ¡y menos con bebida gratis!», pero si tu personalidad tiende a la introversión quizá te haya quitado de un plumazo las ganas de intentar crecer profesionalmente. Tranquila, no estoy diciendo que si no vas a las fiestas de la empresa no tengas opciones, es solo una cosa más que puedes hacer, una de muchas. 

Mantente al día sobre la actualidad de tu empresa. Lee esas comunicaciones que envían los altos directivos sobre cómo va, las nuevas estrategias, los productos o servicios que se están gestando… Sí, esas cosas que la mayoría no se molesta en mirar porque se salen de su trabajo del día a día. Si tu empresa es lo suficientemente grande como para aparecer en prensa, puedes ponerte una alerta de Google para que te notifiquen por email cada vez que aparece en las noticias. 

Presta atención también a lo que pasa en tu sector: qué técnicas y productos surgen, qué están haciendo vuestros competidores, cuál de ellos ha cambiado de presidente… Toda esta información sobre tu empresa y qué pasa en torno a ella puede venirte muy bien en esas fiestas que mencionaba antes o incluso en reuniones de trabajo para ganar exposición y mostrar que eres una persona informada. Busca ocasiones para usarla de forma natural y coherente. 

Comparte lo que aprendas. ¿Te has enterado de algo que crees puede beneficiar a los demás? Compártelo en la próxima reunión de equipo. Posiciónate como alguien que está en aprendizaje continuo y que, por tanto, tiene conocimiento que puede ayudar al resto. 

Trabaja bien en equipo. Una de las mejores formas de exponerse es ser excelente en el trabajo en equipo: entregar trabajo de calidad y a tiempo sin que nadie tenga que perseguirte, ayudar a los demás, mostrar una actitud positiva y orientada a soluciones o saber reconocer un error son comportamientos que te ayudarán a exponerte y a mejorar tu imagen. Esto de los errores es MUY importante. Antes he mencionado que saber reconocer un error te puede beneficiar: no hay nada peor para una relación laboral que intentar colgarle a otro una responsabilidad que no le toca. Si has cometido un error y crees que es imposible arreglarlo discretamente, ve de cara y reconócelo, pero nunca intentes implicar a alguien inmerecidamente.  

Por otro lado, si alguien que trabaja contigo comete un error y tú no haces sangre de ello, es decir, si le dices que todo el mundo comete errores y que trabajaréis conjuntamente en encontrar una solución, esa persona lo recordará siempre. Ayudar a alguien cuando está en un aprieto es una de las mejores formas de construir una relación de confianza. 

Otra forma de ir haciéndolo poco a poco es no hablar sobre los demás. A la gente le suele gustar hacerlo, pero nadie quiere que sus confidencias sean objeto de chismorreos. Si alguien te cuenta algo, quédatelo para ti y no pierdas tiempo y energía en lo que no va a ninguna parte y, además, puede ser fuente de conflicto. 

Haz favores. Piensa en ellos como semillitas que vas plantando y tiempo después, quizá mucho tiempo después, pueden germinar; o no, pero hazlos igualmente. A veces tendrán beneficios de los que no serás consciente. 

Cultiva una relación cordial con gente de otras áreas. Son especialmente relevantes aquellas personas de equipos que se relacionan con toda la empresa, que piensan en gente de la recepción, en el departamento informático… Ellos también deben pensar «¡Ah, se veía venir!» cuando te promocionen. Además, si algún día necesitas, por ejemplo, que el informático te arregle algo urgentemente, ¿en qué situación tendrías mejores opciones: si sabe tu nombre y ha hablado contigo varias veces de su serie favorita o si ni siquiera sabe dónde te sientas? Lo más seguro es que en el segundo caso te diga: «Entiendo el inconveniente, pero, por favor, abre un ticket y lo resolveremos lo antes posible».  

Ayuda a formar a las nuevas incorporaciones. Ofrécete para formar y ayudar a quien empiece en tu equipo. También a las personas que ya estén en él, pero necesiten aprender a hacer algo que tú conoces. Cuantas más personas haya en la empresa que hayan sido formadas por ti y te perciban como una fuente de conocimiento, mejor. 

Y, la última, que suena muy cliché, pero no por ello deja de ser verdad: sé tú mismo, no finjas ser extrovertido, que sabes más de lo que sabes o que conoces a gente que no conoces. En el apartado de Imagen te recomendé que actuaras como si encajaras, pero una cosa es tragarte la incomodidad en un evento de una hora y otra llevar una doble vida. 

Como ves, hay muchos aspectos que de forma aislada parecen poco importantes, pero que en conjunto pueden estar detrás de una decisión sobre quién promociona y quién no. 

Como tantas cosas en la vida, el desarrollo de carrera requiere buen hacer, paciencia, constancia y entender ciertos «mecanismos». 

 

Foto de Marc Mueller

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