Uno de los propósitos de Año Nuevo más comunes es empezar a invertir. En este artículo voy a compartir algunos trucos para hacerlo en tan solo siete pasos. Y curiosamente seis de ellos no tratan sobre cómo invertir, ¡sino sobre cómo ahorrar! Y es que el ahorro es el gran olvidado para todos aquellos principiantes que se aproximan por primera vez a la inversión. Todo el mundo quiere empezar a invertir directamente en acciones, abrirse una cuenta en un bróker y ser el próximo Warren Buffett. Sin embargo, lo más importante es dedicar muchísimo tiempo a planificar cómo vamos a ahorrar y después cómo vamos a invertir.
- Analízate y entiende cómo eres.
No todo el mundo es igual. Por mucho que las casas de análisis y roboadvisors nos quieran hacer creer que pueden categorizarnos en distintos perfiles de inversión, cada persona es diferente y, lo que es más importante, sus circunstancias son diferentes. El plan de ahorro e inversión de un padre de familia, con dos hijos, una hipoteca y con un único salario en casa, no puede ser el mismo que el de un joven de 25 años que trabaja y vive aún con sus padres. Por eso es muy importante conocer el propio perfil de inversor. ¿Qué años tengo? ¿Es mi trabajo estable? ¿Qué responsabilidades tengo (hijos, casa…)? ¿Cuál es mi situación financiera? ¿Para qué estoy invirtiendo? ¿Qué haría si mis ahorros cayeran un 50 %?
Todas estas preguntas, y otras, te ayudarán a determinar tu perfil de inversor. Conocerse a uno mismo es lo más importante y un paso previo que muchos inversores amateurs suelen olvidar antes de lanzarse a invertir.
2. Haz un inventario de tus activos.
¿Cuál es mi punto de partida? Para responder a esta pregunta, vamos a empezar por hacer un balance de nuestras finanzas personales. Te invito a tomar papel y lápiz y hacer un listado de todos los activos y deudas que tienes. Estoy convencido de que te sorprenderá la cantidad de cosas que tienes y no sabías que contaban como activos. Para empezar, para muchos la casa será el mayor activo y la mayor deuda que tengáis. Pero activos también son ese dinero que tienes en la cuenta corriente que te abriste en la universidad, el coche, las acciones que heredaste de tu padre, la casa del pueblo… A continuación, haz lo mismo con todas las deudas: hipoteca, tarjetas de crédito, préstamo del coche… ¿Sorprendido de todo lo que has encontrado?
3. Deshazte de la deuda mala.
Existe la deuda buena y la deuda mala. La deuda buena es aquella que no sólo no tiene un tipo de interés muy alto, sino que además te permite obtener rendimientos de ella; por ejemplo, un préstamo universitario o una hipoteca para alquilar. Por el contrario, la deuda mala es aquella que tiene un alto tipo de interés y además no produce nada. Los ejemplos más comunes son las tarjetas de crédito y los préstamos abusivos al consumo. Tenemos que entender que deshacernos de una tarjeta de crédito que nos está cobrando un tipo de interés de, por ejemplo, el 18 %, equivale a realizar una inversión con una rentabilidad del 18 %. Por eso el primer paso, y el más sencillo, es acabar con esa deuda abusiva. No habrá una inversión más rentable y sencilla que esa.
4. Crea un fondo de emergencia.
El siguiente paso es crear un fondo de emergencia adaptado a nuestras circunstancias y necesidades. ¿Sabías que el 40 % de los estadounidenses no podría afrontar un pago imprevisto de 400 dólares? Por eso es importante, antes de empezar a invertir, crear un fondo de emergencia. Este fondo, nuevamente, no será el mismo para un padre de familia con tres bocas que alimentar que para un trabajador joven que vive en casa de sus padres. ¿Cuánto? Pues lo vamos a medir en meses de gastos. En caso de que perdamos el trabajo, ¿cuántos meses necesito mantener a mi familia hasta encontrar uno nuevo? Para mucha gente serán 12, para otros 24… Además, este dinero no tiene que ser improductivo. Lo podemos tener, por ejemplo, en una cuenta ahorro que nos devuelva al menos un 3 %, mitigando el efecto de la inflación.
5. Crea tu plan de inversión.
Si en el primer paso realizamos nuestro perfil de inversor, en este vamos a crear nuestro plan de inversión. ¡No los confundamos! El perfil nos indica cómo somos, mientras que el plan de inversión va a ser un plan de acción de cómo vamos a invertir basándonos en nuestro perfil, es decir, en nuestras circunstancias y psicología. En él definiremos cómo vamos a ahorrar e invertir.
Para saber cuánto vamos a ahorrar, lo primero será hacernos un presupuesto mensual en el que detallaremos cada uno de nuestros ingresos y de nuestros gastos. Me gusta mucho la cita de Lord Kelvin de arriba. Es muy importante que midamos todos los gastos que tenemos en casa, nuevamente cogiendo papel y lápiz. Conociendo nuestros ingresos y nuestros gastos tendremos una cifra aproximada de cuánto podemos ahorrar al mes.
¿Para cuándo estoy invirtiendo? ¿Cuánto puedo ahorrar cada mes? ¿De cuánto dinero que no voy a necesitar en los próximos 5 años dispongo para invertir?
Ahora toca planificar cómo vamos a invertir, es decir, en qué vehículos y con qué herramientas. Aquí tenemos que ser muy honestos y no engañarnos. ¿Cuánto tiempo puedo dedicar a la inversión? ¿Cuánto sé de inversión? Estas dos preguntas van a definir también nuestro plan de inversión. Si no disponemos de tiempo ni de conocimientos, lo mejor siempre será confiar en un profesional para que realice la inversión por nosotros. A cambio de un porcentaje muy pequeño, un asesor financiero o un gestor de fondos de inversión realizarán todas las decisiones de inversión por nosotros.
6. ¡Págate a ti primero!
Ahora viene el momento de ahorrar, pero me gustaría proponerte un punto de vista nuevo. En vez de ahorrar el dinero que te sobra al final de mes, te propongo que primero ahorres y luego gastes. Es decir, a principio de mes, y antes de que realicemos ningún gasto, vamos a realizar una transferencia automática a nuestra cuenta de inversión. Ese dinero va a estar aparte y no lo vamos a tocar. ¿Por qué hacerlo así? De la misma manera que el último 20 % de la batería del móvil te dura más que el primer 20 % de la batería o que en los últimos 5 € de saldo del móvil te duran más que los primeros 5, está en la psicología humana el gastar si vemos que tenemos dinero en la cuenta. Por eso tenemos que hacer que el ahorro sea una partida más en nuestro presupuesto mensual, un gasto más.
7. Invierte y monitoriza.
Si te fijas, ¡aún no hemos empezado a invertir! Hasta ahora, lo único que hemos hecho ha sido planificar nuestra inversión, pero aún no hemos empezado a poner nuestro dinero a trabajar.
Ya sea un fondo de inversión, una cartera de acciones, un depósito… en este último paso vamos a ejecutar nuestro plan de inversión según lo que hemos diseñado para nosotros. Será muy importante que monitoricemos periódicamente nuestra cartera de inversión y nuestro plan. Si invertimos a través de un profesional (un fondo de inversión, por ejemplo) será suficiente con revisar nuestra cartera una vez al año. Por el contrario, si optamos por una inversión más activa, la revisión tendrá que ser mucho más frecuente. Si al final de mes vemos que nos sobra dinero, incrementaremos el ahorro; mientras que, si vemos que llegamos muy justos, reduciremos la cantidad que vamos a transferir a principios de mes.
Por último, si durante este proceso de monitorización observamos que hay algo del plan de inversión que no termina de ajustarse a nosotros, no dudemos en modificarlo para que sea adapte a nuestras medidas y circunstancias.
¿Estás listo para el cambio?