El pasado mes de octubre conocimos que los ganadores del Nobel de Economía 2024 eran Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson, una terna que se había pronosticado hace años pero que aún no había llegado a anunciarse. Como bien sabrá el lector, la investigación llevada a cabo de manera conjunta por Acemoglu y Johnson por un lado y, por Acemoglu y Robinson por otro, ha tratado, en resumidas cuentas, de la relación entre las instituciones y la prosperidad económica. Aunque esta premisa es excesivamente amplia, el foco de estos investigadores ha estado principalmente en hallar las raíces históricas de carácter institucional de la diferencia de riqueza y prosperidad entre países, llevando el origen de la explicación a la disparidad de instituciones coloniales establecidas por los europeos. Realmente, como veremos más adelante en este artículo, la gran innovación de estos investigadores se produce en lo referido a las variables instrumentales implementadas y cómo estas se relacionan con el desarrollo institucional y el desarrollo económico a largo plazo.
Tal y como explicaba en su nota de prensa el comité sancionador del Premio Nobel de Economía, en la actualidad el 20 % de los países más ricos del mundo poseen una riqueza agregada que es 30 veces superior a la del 20 % de los países más pobres, habiéndose mantenido esta dinámica a lo largo de la historia pese a la inmensa reducción de la pobreza en todo el mundo a lo largo de los últimos siglos. Aquí es donde Acemoglu, Johnson y Robinson (AJR, en adelante) achacan dicha persistente disparidad al distinto tipo de instituciones existentes entre países, diferenciando entre instituciones inclusivas (aquellas que garantizan el derecho de propiedad de manera extendida y unos amplios derechos políticos, reinando el rule of law) y extractivas (sistemas diseñados para beneficiar a una pequeña elite que sobrevive extrayendo recursos al resto de la población, siendo un sistema sin rule of law).
De manera muy resumida, se podría decir que la investigación de AJR se ha basado en mostrar como aquellos países que históricamente han disfrutado de instituciones inclusivas han tenido unos niveles de desarrollo socieconómico mucho mayores que los de los países con instituciones extractivas.
Uno de los puntos más importantes de la investigación de AJR es lo que han calificado como la tendencia de reversal of fortune. Con este término el trío de investigadores muestra cómo antes de la colonización europea de América muchos de los países o regiones que eran las más prósperas son, sin embargo, las más pauperizadas hoy, mientras que aquellas que mostraban en el siglo XV mayores signos de pobreza son hoy las más ricas del continente.
La principal explicación de ello surge de una variable instrumental crucial en la investigación de AJR: la tasa de mortalidad de los colonos al llegar a cada territorio americano, ya que esta afectaría directamente al desarrollo institucional y al tipo de instituciones que se instaurarían en cada uno. En aquellos territorios con una mayor tasa de mortalidad de colonos se instauraron unas instituciones de carácter extractivo que aún hoy persisten, mientras que en aquellos con menor mortalidad se desarrollaron instituciones inclusivas que contribuyeron a promover el crecimiento económico y propiciaron una mayor divergencia en niveles de riqueza respecto a los territorios con instituciones extractivas.
Más allá de las instituciones coloniales, uno de los ejemplos que AJR explican para mostrar la validez de su teoría es el de la ciudad de Nogales, que se encuentra dividida en el borde de la frontera entre EE.UU. y México. Aunque, como es obvio, a ambos lados de la frontera la ciudad comparte las mismas condiciones geográficas, climáticas y prácticamente culturales, la parte de Nogales situada en Arizona posee un nivel de renta per cápita mucho mayor que la parte situada en Sonora (México). Los autores, tras un detallado estudio empírico muestran cómo las diferencias en desarrollo económico y riqueza se deben principalmente a las diferentes estructuras institucionales: mientras el Nogales estadounidense se beneficia de unas instituciones políticas y económicas inclusivas, el Nogales mexicano se encuentra lastrado por unas instituciones que históricamente se han caracterizado por ser mucho más extractivas.
Como podemos ver, el caso de Nogales ilustra cómo las instituciones pueden determinar el destino económico de sociedades similares. En este sentido, como he señalado antes, las instituciones extractivas favorecen a una élite reducida a expensas de la mayoría, lo que genera un conflicto político constante y dificulta las reformas hacia sistemas inclusivos, incluso cuando estas serían beneficiosas a largo plazo para el conjunto de la población.
No obstante, AJR también muestran que el cambio es posible. Cuando las masas se movilizan y representan una amenaza creíble para la élite, pueden forzar transiciones hacia instituciones más inclusivas y democráticas, como sería necesario en la parte mexicana de Nogales para igualar las condiciones de su contraparte estadounidense. Estos cambios, aunque difíciles, pueden allanar el camino hacia un crecimiento económico sostenible y la reducción de la pobreza, como se ha demostrado en otros contextos históricos.
Por lo tanto, la investigación de AJR tiene importantes implicaciones para los responsables políticos y las organizaciones de desarrollo. Debemos enfatizar la necesidad de que los gobiernos centren sus esfuerzos en llevar a cabo reformas institucionales para desarrollar instituciones inclusivas y, con ello, fomentar el desarrollo económico y reducir la pobreza. Como muestra el caso de los colonizadores europeos o el de la ciudad de Nogales, apoyar el desarrollo de sistemas políticos y económicos inclusivos es fundamental para lograr un crecimiento mayor y más sostenible a largo plazo. Sin estas reformas, las sociedades permanecen atrapadas en la pobreza, limitadas por las instituciones extractivas que perpetúan la desigualdad estructural.
Foto de Malte Luk