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¿Puede ayudarnos la filosofía estoica a ser mejores inversores?

Cualquier inversor con cierta experiencia es consciente de la importancia de no dejarse arrastrar ni por la euforia ni por el pánico, pero también de lo difícil que es ponerlo en práctica y mantenerse racional o ecuánime especialmente en episodios de gran volatilidad en el Mercado.

Según Ben Graham, “el principal problema del inversor, e incluso su peor enemigo, suele ser él mismo”. Como señala Warren Buffett en el prefacio de “El inversor inteligente”: “Cuanto más irracional sea el comportamiento del mercado, más oportunidades tendrá el inversor que se comporte de manera profesional”. Cualquier inversor con cierta experiencia es consciente de la importancia de no dejarse arrastrar ni por la euforia ni por el pánico, pero también de lo difícil que es ponerlo en práctica y mantenerse racional o ecuánime especialmente en episodios de gran volatilidad en el Mercado. Cabe preguntarse si hay alguna filosofía o método que nos pueda aproximar a esa ecuanimidad o serenidad tan necesaria en esos momentos y que nos ayude incluso a convertir la volatilidad en nuestra aliada.

Nassim Nicholas Taleb, en su fascinante libro “Antifrágil”, nos relata que cuando trabajó en bolsa, “una profesión con dosis muy grandes de aleatoriedad, cada mañana realizaba el ejercicio mental de suponer que lo peor que podía suceder ya había sucedido y que el resto del día sería una especie de plus”; así podía aceptar ciertos riesgos con un lado negativo limitado y conocido. Según dicho autor, seremos antifrágiles ante la volatilidad si las ganancias potenciales superan las posibles pérdidas. Este método de dar por perdidas ciertas cosas lo adoptó del filósofo estoico Séneca, según el cual “la riqueza es esclava del sabio y dueña del necio”.

Así como subraya que Séneca conservó sus riquezas, Taleb también menciona en su obra que Zenón (fundador del estoicismo), había sido inversor en financiación marítima, contrariamente a la idea de que estaba totalmente en contra de la riqueza material.

Según Taleb, la máxima que reverbera en la obra de Séneca es “nihil perditi” (nada he perdido). Se trataría de acercarnos a lo que los estoicos denominaban “apatheia”, en el sentido de ecuanimidad y tranquilidad mental. A estos conceptos también se refiere el autor en su anterior obra, “El cisne negro”, donde subraya que para él, la credibilidad de Séneca como filósofo moral radica en que no menospreció el valor de la riqueza o la propiedad, simplemente se preparaba a diario para perderlo todo en cualquier momento (en opinión de Taleb resulta más difícil ser estoico cuando se es una personalidad adinerada y poderosa). El ideal “talebiano” de sabio estoico moderno sería aquella persona que transforma el miedo en prudencia, el dolor en información, el error en iniciación y el deseo en acción.

También señala Taleb que, anteriormente a Séneca, el historiador Tito Livio ya escribió sobre la noción de aversión al riesgo: “segnius homines bona quam mala sentiunt” (los hombres sienten el bien con menos intensidad que el mal). Como ya mencioné en un post anterior, actualmente sabemos, por los estudios del psicólogo y premio Nobel de Economía Daniel Kahneman (considerado uno de los padres de las finanzas conductuales) y otros investigadores, que odiamos perder entre dos veces y dos veces y media más de lo que disfrutamos ganando una cantidad de dinero equivalente.

Por su parte, Guy Spier, gestor del Aquamarine Fund, en su libro “La educación de un inversor en valor” reconoce que en los peores momentos de la crisis financiera de 2008-2009, no le fue fácil mantenerse sereno. Una de las cosas que hacía para gestionar el estrés era leer por las noches las “Meditaciones” del emperador y filósofo estoico Marco Aurelio (que a día de hoy sigue siendo todo un bestseller que podemos ver en las principales librerías en un lugar destacado). Como resalta Guy Spier, Marco Aurelio escribió sobre la necesidad de aceptar las adversidades con gratitud y verlas como una oportunidad para demostrar coraje, fortaleza y resiliencia. Esta lectura le resultó especialmente útil en un momento en que no podía permitirse tener miedo.

Según el profesor de Filosofía Massimo Pigluicci, fue quizá Marco Aurelio quien expresó con mayor fuerza la idea de la ecuanimidad ante la adversidad en sus “Meditaciones”: “el arte de la vida se parece más al arte del luchador que al del bailarín, en este sentido: debe estar dispuesto y firme para enfrentarse a acontecimientos que son repentinos e inesperados”. Como señala el profesor Pigliucci, una meta de la filosofía estoica, en especial en su período romano, era alcanzar la “ataraxia” (tranquilidad de la mente).

Así pues, creo que el estoicismo o cualquier otra filosofía o método que nos acerque a la tranquilidad o ecuanimidad, puede sernos de gran utilidad para la vida en general y, cómo no, para una actividad con grandes dosis de incertidumbre y volatilidad como es la inversión. Tratemos pues, de no convertirnos en nuestro peor enemigo a la hora de invertir.

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