Como todos, todo ser humano posee unas determinadas metas en la vida. Unos sueños, una ilusión, un deseo de posesión hacia determinados bienes o servicios. Cuando uno trabaja, el fin de trabajar es la obtención de unos ingresos que, como contraparte retributiva, nos permita adquirir una serie de, como hemos comentado, bienes y servicios.
Como se estudia en la teoría económica, estos bienes y servicios se obtienen mediante la utilización de una serie de recursos que, por desgracia para nosotros, son muy limitados y precisan de una administración de los mismos. Así nace la economía, una ciencia que estudia la forma en que la sociedad obtiene unos recursos y, posteriormente, los administra.
La forma en la que administramos estos recursos es lo verdaderamente importante y lo que pretendemos tratar en este artículo, pues de esta administración puede depender nuestro futuro, tu futuro y el de tus descendientes. Al igual que ocurre con tu vida diaria, las decisiones que tomes hoy, serán las decisiones que marquen tu futuro; al menos en materia económica.
Mucho se habla de la importancia del ahorro y la administración de nuestros recursos para poder gozar de un futuro mejor. No obstante, la dura situación que atraviesa nuestro país en materia poblacional, donde la pirámide de población se encuentra invertida, provocando la insostenibilidad de nuestro sistema de pensiones; así como la crisis económica y la gran carga fiscal, ha provocado que el ahorrar para el futuro se convierta en un deber, más que una opción.
Aunque el ahorro sea un tema muy presente, a la vez de obvio, en nuestro día a día, muchas personas no lo practican. Según los últimos datos arrojados por el Banco de España, el ahorro en nuestro país es una práctica cada vez menos común. A su vez, las familias y hogares españoles ahorran menos del 50% que la media europea y, los que sí lo hacen, lo hacen en activos que no logran revalorizarse por encima de la inflación.
El ahorrador español es un ahorrador muy conservador. Desde 2015, los ahorradores españoles han disminuido la cantidad destinada al ahorro al máximo. Además, los valientes que han seguido ahorrando, lo hacen en unos productos y activos tan conservadores, que el retorno es, prácticamente, la acumulación del capital menos la inflación, pues no producen rentabilidades -ya que no hay riesgo-.
Esto es un grave problema. Aunque no lo creamos, un problema que puede poner en peligro nuestro estado de bienestar y la calidad de vida de las sociedades futuras. Cierto es que las políticas que se han aplicado en España, (estas) no son las más adecuadas para incentivar el ahorro; de hecho, dicho sea de paso, podríamos hablar de que el ahorro en nuestro país se penaliza. Sin embargo, si que elaborar una estrategia de ahorro y administrar nuestros recursos, de tal modo, que los maximicemos hasta el punto de poder ahorrar, es posible.
Como he dicho, debemos comprender la importancia del ahorro como un deber, una acción a llevar a cabo. Una vez entendamos esto, todo será más fácil. El ciudadano español debe ser consciente de la situación que atraviesa su país, así como conocedor de la estructura poblacional y del sistema de pensiones. España, por primera vez en su historia, ha tenido que endeudarse para pagar pensiones, lo que significa que las pensiones futuras están en grave peligro.
Para ello, debemos hacernos a la idea de la pensión como un extra para nuestro futuro, y no como nuestra principal fuente de ingresos en la jubilación. El español tiene la pensión concebida como el principal y único salario a percibir durante su jubilación. Un salario que, como estamos viendo, disminuye con el paso del tiempo mientras la inflación y el Índice de Precios continúa incrementándose. Por ello, debemos eliminar esos tópicos de nuestra mente y comenzar a ver la pensión como hemos dicho, como un extra más a nuestro ahorro.
En segundo lugar, debemos empezar a medir nuestro ahorro en función de determinadas metas que nos marquemos. Todo el mundo tiene unos objetivos en la vida; por ello, identifica cuales son esos objetivos y dale forma a tu ahorro. Planifica el ahorro en función de esos objetivos y en un horizonte temporal. La estrategia del ahorro es un pilar fundamental para que nuestros objetivos se cumplan.
En tercer lugar, debemos maximizar nuestros ingresos y recursos. Está claro que, como dice el refranero popular, “de donde no hay, no se puede sacar”; por ello, ya que, en cierta forma, no podemos incrementar nuestros ingresos, vamos a reducir nuestros gastos. Intenta que los gastos se reduzcan. Esto es muy posible, pues debemos identificar las verdaderas necesidades e intentar adquirirlas de la forma más económica posible. Es decir, intenta gastar menos, adquiriendo las necesidades de una forma más económica.
En cuarto lugar, elabora un presupuesto mensual. Al igual que lo hacen las empresas, o el propio país, la elaboración de unos presupuestos mensuales nos ayudará a controlar nuestros ingresos y nuestros gastos. Además, nos ayudará a llevar un control de todo y no exceder en aquellas cosas que no son una necesidad. Es muy sencillo, elaborar un presupuesto puede sernos muy útil y no nos llevará mucho esfuerzo.
En quinto lugar, una vez elaborado el presupuesto, fija una partida presupuestaria para el ahorro. Date un margen de unos meses, analiza la estructura de ingresos y gastos y, una vez analizada, saca una partida fija para ahorro. Esta cantidad no está estipulada, pues debe ir acorde con el segundo punto mencionado, nuestras metas. Como digo, la cantidad debe ir condicionada por nuestras metas y ser lo más acorde posible para que alcanzarlas sea posible.
En sexto lugar, ¡ojo con las comisiones y gastos tontos! Es conocido nuestro abuso del dinero plástico y la satisfacción de aplazar los pagos. Por estos servicios, como es obvio, las entidades nos cobran unos costes que, en muchas ocasiones, generan unos gastos que realmente no eran necesarios. Hay que llevar cuidado con el endeudamiento, pues este tiene un coste y puede hacer peligrar nuestro ahorro y nuestras metas. Por ello, planifica y no te endeudes, siempre que puedas evitarlo.
En séptimo lugar, cambia tus hábitos. Muchas veces tenemos unos hábitos que generan unos gastos, los “gastos hormiga”, como se les suele llamar, y que atacan directamente a nuestra renta disponible. Elimina todos los gastos hormiga posibles, dejando, únicamente, aquellos que sean necesarios. Es decir, si cada vez que vas al gimnasio compras una botella de agua por 1€, al cabo de un me, son 30€ que podías haber ahorrado llevando el agua de casa. Igual ocurre con el desayuno; está muy bien desayunar con los compañeros de oficina, pero quizá, este coste lo puedes evitar desayunando en casa.
En octavo, y último, lugar, invierte. Debemos invertir; lo que sea, la cantidad que sea, pero debemos invertir. La inflación es creciente y se come nuestro poder adquisitivo. Por ello, invertir nos asegurará que nuestro dinero siga creciendo y se multiplique de una forma constante. Una buena estrategia de inversión nos ayudará a generar unos mayores ingresos y generar rendimientos que multipliquen nuestro ahorro. Utiliza la inversión, de una forma consciente, como el multiplicador de dinero necesario.
En nuestras manos está el poder de definir y moldear el futuro que queremos tener. Quizá pensamos que no somos capaces de lograrlo, pues no disponemos de los recursos para hacerlo, pero si analizamos bien y contamos con ayuda profesional, seguramente, seremos capaces de lograrlo. Para acabar, quiero acabar con dos frases, una anónima y otra del padre del Value Investing, Warren Buffett. En primer lugar, “Ahorrar no es solo guardar, sino saber gastar”, una frase que hace mucha referencia a algunos de los puntos mencionados.
En segundo lugar, Warren Buffett aconseja “No ahorres lo que te queda después de gastar, gasta lo que te queda después de ahorrar”. Dos frases que nos dejan una clara evidencia de que nuestro futuro está en nuestras manos, y sólo nosotros podemos hacer por cambiarlo. Por ello, lucha por tu futuro, ahorrando, invirtiendo, garantizando todo aquello que necesitarás y que te darán una jubilación, a ti y a los tuyos.
Por Francisco Coll Morales, analista económico para Foro Económico Mundial, Cinco Dias, CNN entre otros. Deputy CEO de HAC Business School en Nueva York.