Psicología de la inversión
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Amor financiero: pautas para salvar la rentabilidad de pareja

Anoche escuchaba decir a una periodista en televisión que el amor, como los mercados financieros, tiene constantes «subidas y bajadas». Efectivamente, es así. Todo es cíclico: crecimiento – estancamiento – caída, como la caída de los indexados, de las tecnológicas y del S&P 500, antes la panacea de muchos fininfluencers. Si a ese concepto le unes la idea de la felicidad, definida en otra conferencia a la que he ido recientemente como paz —un estado de equilibrio, armonía y calma, como la que necesitan los empresarios para seguir invirtiendo en un país y generando riqueza—, y si por último lo aderezas como a un gin tonic con las hierbas aromáticas de la sinceridad y unas dosis de conocimiento, te das cuenta de que si sabes cómo es realmente el mundo de las inversiones y los mercados, financieros tendrás paz/felicidad financiera porque las finanzas:

 

a) Son un juego de esperanza matemática positiva a pesar de las subidas y bajadas… A largo plazo, 10 años, cualquier tipo de activo financiero y combinación entre ellos, renta fija – mixta – variable es positiva. Son como el long walk de la reina de Inglaterra, solemne y firme. Igual en vez de invertir con «i» estás especulando con «e». Igual el problema no es la otra parte, los mercados, si no tú que no estás bien orientado. Igual se te ha pasado hasta la letra «a» de ahorrar, que está antes de las dos anteriores. Antes de especular hay que invertir y antes de invertir hay que ahorrar.

b) Que si quieres tener calma, debes aceptar el mal humor de algunos días o temporadas de tu pareja. No existen los príncipes azules ni las princesas de rosa: va a haber volatilidad porque los mercados se ven afectados por múltiples y complejas variables, incluso algunas impredecibles como la Covid-19, Putin o Trump recientemente. Son las reglas del juego. ¿Acaso tu estás de buen humor y con tu mejor cara todos los días? Y dicha volatilidad no sólo es hacia abajo en los días de enfado, sino también hacia arriba, lo cual te dará grandes alegrías, como si estuvieses de aniversario.

c) Rentabilidades pasadas no significan rentabilidad futuras o, visto de otra manera, que te haya ido mal en una inversión o en una relación no quiere decir que en todas te vaya a ir mal… Simplemente no era la persona/inversión adecuada para ti. Y claro que tienes miedo a que te hagan daño o a perder dinero, pero la inflación acecha silenciosamente en forma de «soledad» y como día Bruce Lee: be wáter, my friend. Tienes que hacer un insert coin en renta variable para proteger tus ahorros de una galopante pérdida de poder adquisitivo de dos dígitos. La actual crisis inflacionaria ha roto el paradigma de la renta fija, que no es segura ni fija, y atenaza a la inversión en ladrillo, sin olvidarnos de los denostados depósitos que lo único que te garantizan es que pierdes sí o sí. Sólo hay un camino hacia la verdad de la rentabilidad: la inversión en empresas.

d) Existen los golpes de suerte, las noches de pasión y desenfreno, pero debes dejar a un lado la «mentalidad microondas», rápida y de corto plazo, y construir día a día una relación de largo plazo con aportaciones periódicas para que gracias al efecto dollar cost average tengas un valor medio de participación y darle estabilidad; sin olvidarte de hacer un esfuerzo superior cuando vengan mal dadas con aportaciones extra, porque el resultado final merece la pena. La rentabilidad media del S&P 500 desde 1928 es de un 8 % anual.

e) La disciplina, como con todo en la vida, será tu mejor aliado. Mantén tu inversión, no juegues a entrar y salir del mercado buscando picos de rentabilidad o bajadas desafiando a los dioses; no juegues a ir de flor en flor. Todo es cíclico, todo lo que sube baja, y todo lo que baja sube; y cuando parece que todo se hunde, sólo tienes que recordar las últimas «crisis de pareja» en forma de Covid o de hipotecas subprime y cómo después de la lluvia siempre sale el sol. Por muy fuerte que sea la tormenta, al final sale el arco iris en forma de efecto de interés compuesto.

f) Ten tu propia «poligamia financiera». Al igual que puede haber relaciones que van bien y otras mal, hay activos financieros que pueden ir bien y otros mal. Diversifica tus activos, tu «harén», para poder estar posicionado en varias zonas geográficas o temáticas, de modo que cuando una baje se vea compensada con la subida de otra.

La soledad de la inflación acecha descaradamente a la paz de tus ahorros. Invierte a largo plazo aceptando la volatilidad y protegiendo tu santuario financiero con aportaciones periódicas y extra. Diversifica tus posiciones y sé firme en tus dictámenes financieros. Detrás del dinero hay siempre un para qué y un con quien. No pierdas el norte.

 

Foto de Jill Wellington

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