¿Conocéis esa película de Bill Murray en la que vive una y otra vez el mismo día? Se llama “Atrapado en el tiempo”, pero todo el mundo la conoce como “El día de la marmota”. Pues esta entrada del blog va a empezar de la misma manera.
DÍA 1
Siempre fui muy malo tocando la guitarra. Me gustaba mucho, pero no era consistente.
¿Me gustaba? Sí. Mucho. ¿Estaba dispuesto a dedicarle tiempo? No. No el necesario.
Hay algo en los padres que nos lleva a intentar en nuestros hijos una serie de aficiones frustradas. No soy la excepción: me encantaría que mi hijo fuera una rock&roll star. Ser rockero mola.
Por suerte, al niño le encanta AC/DC. Le he comprado una guitarra y poco a poco va haciendo sus pinitos.
En el coche le pongo los discos y repite lo que dice el cantante. Aunque no entienda nada.
DÍA 2
Siempre fui bastante bueno con los idiomas.
¿Me gustaban? Sí, mucho. ¿Fui consistente? Sí. Me paso el día leyendo y hablando con extranjeros.
Así que he decidido que mi hijo aprenda inglés porque le gusta cantar las canciones de AC/DC. Que se aprenda las canciones y, de paso, el idioma.
Llevo varios párrafos y no sabes qué haces leyendo esta oda de un padre a su maravilloso hijo, camino de ser una rock&roll star bilingüe.
Pues tienes razón.
Pero yo sigo, que ya viene.
DÍA 3
Siempre fui bastante bueno con el control del dinero.
¿Me gusta? Me encanta. ¿Soy consistente? No te puedes imaginar cuánto.
No hay que ser un genio para adivinar que estoy como loco por ver a mi hijo controlando sus finanzas. Que lo aprenda de pequeño.
¿Molan las finanzas personales?
Pues no.
No molan nada. Lo que mola es gastar.
Cómo mola gastar.
Y aquí se me atasca el plan.
UN PRIMER PASO
A estas alturas de lectura ya sabrás que las cosas tienen que molar y que hay que ser consistente. Y no veo que un niño de 6 años encuentre sexy cosas que aburren a los adultos.
Para colmo, la única actividad en la que veo que el niño es consistente son algunos juegos de la tablet.
Bien.
Pensé en el plan que propone Laura Mascaró en sus charlas: una paga inseparable de una lista de cosas que ellos deberán pagar a partir de ahora.
La idea es muy buena y seguro que funciona. Pero ¿puedo hacer más?
Sigo algo atascado.
PROBLEMAS RECONVERTIDOS EN OPORTUNIDAD
Uno de los juegos de tablet de mi hijo consiste en acumular una serie de recursos para poder luego comprar mascotas o quéséyo. Otra alternativa que propone el juego es que compre esas mascotas con dinero de verdad.
– Papá, ¿puedo comprar esta mascota con mi dinero?
– Hijo, no lo veo.
Posiblemente puedas pero, viniendo tu paga del cielo y sin gastos de ningún tipo que le hagan relativizar el coste y el esfuerzo, no acabo de verlo. Ver el dinero ayuda a entenderlo, y en las compras online no ves nada. No hay sensaciones distintas comprando algo de 1€ o de 100€.
Sin embargo, la tablet nos ha brindado una ocasión inmejorable para que el niño adquiriera consciencia del dinero, aunque no sea el real. Ahora ahorra recursos y dinero ficticio para conseguir lo que necesita por sí mismo. Y le podemos explicar el coste de oportunidad de gastar en una cosas respecto de otras.
Y es así como consigo que a mi hijo le mole ahorrar y que lo haga consistentemente. Y con dinero falso. Todo muy Value.
Hemos pasado de que el menor naturalice el gasto de dinero (real) en el juego a que sea responsable de lo que puede conseguir con su esfuerzo y renunciando al gasto presente por el futuro.
Tenemos multitud de circunstancias en el día a día que nos ofrecen la posibilidad de enseñar a los pequeños. Estate atento para aprovecharlas.