El mundo cambia a velocidad de vértigo y lo que hoy es válido mañana ya no lo es. Y si no, que se lo cuenten a Blockbuster o a Blackberry. Ya me hablaron a lo largo de mis estudios superiores hace un cuarto de siglo, en la facultad de ciencias empresariales de Córdoba, de cómo el que gana la partida en un entorno cambiante no es el más fuerte sino el que más rápido se adapta al cambio. La realidad es que hoy no vivimos en un mundo cambiante, vivimos en un entorno VUCA, volátil, incierto, complejo y ambiguo. Ya no sirve adaptarse al cambio sino adelantarse a él, ir un paso por delante del resto, ese es el verdadero factor diferenciador en todas las industrias.
Igual que las modas, que van y vienen, el oro ha regresado a las carteras de inversión como activo refugio por excelencia. Más allá de complejos productos financieros como futuros, opciones, swaps, forex o criptomonedas, la sencillez del metal y su revalorización llaman la atención de cualquiera que analiza su comportamiento y su rentabilidad histórica de más un 8 % en los últimos 20 años.
El metal amarillo poco a poco ha ganado protagonismo gracias a:
1.- La expectativa de una pausa en la subida de tipos de interés.
2.- El control de la inflación.
3.- Las opciones de entrar en recesión.
4.- La reciente crisis bancaria.
5.- El dólar sigue depreciándose, manteniendo una correlación inversa con el oro.
El oro alcanzó su máximo histórico en el 2011, con un valor de 2.283 $/onza, y la semana pasada sobrepasó los 2.000 $/onza, por lo que aún tiene recorrido. Incluso los analistas del prestigioso banco estadounidense Goldman Sachs creen que el metal precioso puede superar los 2.500 dólares en los próximos meses.
Hoy me gustaría hablaros de porqué el oro es un clásico que no pasa de moda:
1.- Es un activo muy líquido, ya que se puede vender en cualquier momento. Mi antiguo amigo Miguel Ángel, que se dedica a la comercialización de piedras preciosas, siempre me ha dicho: «El oro, los diamantes y los Rolex son como un cheque al portador».
2.- No está sujeto a las incertidumbres políticas, con lo que el fraccionamiento de los parlamentos multicolor y el auge de los extremismos no le van a afectar.
3.- Aumenta de valor cuando la inflación se afianza, y la actual llegó en el 2022 y se va quedar como poco de inquilina hasta el 2024/2025.
4.- A menudo se mueve inversamente a los valores bursátiles y monetarios, así actúa de cobertura extra que minimiza las minusvalías que provocan los cisnes negros incontrolables.
5.- Es más estable que otros activos financieros, con lo que es apto para diversificar carteras de inversión, el mantra que persigue todo inversor. Quedan plazas vacantes en los portfolios desde que el año pasado quedó patente que la renta fija no es lo que parece, y este metal, junto con la plata, es el mejor recambio de la segunda parte del partido de fútbol, para dinamitar el partido o defender el resultado.
6.- Tiene una demanda constante, dado que no sólo se emplea en la producción de joyas, sino también de productos electrónicos que puedes tener en estos momentos entre las manos.
Yo prefiero a la hora de invertir en este metal hacerlo a través de la compra física, no a través de un fondo de inversión o un ETF, porque no quiero que mi rentabilidad se vea afectada por la buena o mala gestión de las empresas mineras y de extracción, siguiendo las recomendaciones del afamado economista español Daniel Lacalle. Elimino el factor empresarial como riesgo, dado que lo que busco es la revalorización del propio activo subyacente dejando a un lado las dotes de management de los directivos del sector. Pero como nada es perfecto, tiene un inconveniente, su custodia, que tengo resuelta con un acuerdo para mis clientes y para mí con la empresa de seguridad Loomis (los furgones blancos que ves por las mañanas, temprano, yendo a tu banco; la competencia de Prosegur), que lo guarda en sus cajas acorazadas para evitar pérdida o robos.
Y por último, hablemos de fiscalidad, porque Hacienda somos todos, y más los que pagamos impuestos. En el momento de la compra nos beneficiaremos de una exención fiscal del 4 %, dado que su compra está exenta de IVA por normativa europea. A la hora de la venta, ha de introducirse en la declaración de la renta a mano (no aparecerá en el borrador) y tributará por su revalorización, de la misma manera que lo hace un fondo de inversión: precio de venta vs precio de compra. No hay retención previa del 19 % de la revalorización.
Como ves, hay muy buenas razones por las que el oro, como activo de inversión, nunca pasa de moda. Quizá concluyas que puede tener sitio en tu cartera.
¡Felices inversiones!
Foto de Karolina Grabowska