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Escuela austriaca y value investing: compatibles y complementarias

Este artículo analiza la bibliografía disponible hasta la fecha sobre las similitudes y posibles influencias entre la escuela austriaca y el value investing.

En este artículo haremos un análisis de la bibliografía disponible hasta la fecha sobre las similitudes y posibles influencias entre la escuela austriaca y el value investing (o inversión en valor). Por lo tanto, mi labor será de recopilación y no de investigación.

Para una mejor comprensión del artículo, es recomendable una lectura previa de alguna otra entrada de este blog para conocer en qué consisten ambos conceptos independientemente. Una vez efectuada, podemos comenzar diciendo que la escuela austriaca de economía y el método de inversión en valor son compatibles porque tienen una visión similar del mundo, y son complementarias porque lo enfocan de manera diferente. Quijano Durán (2011) comenta a este respecto:

«Son compatibles porque ambas consideran que no se puede predecir en el mundo económico, y que lo más que se puede hacer es identificar los patrones y características que tienden a provocar los resultados buscados. Son complementarias porque la Escuela Austriaca tiene como objetivo final generar ganancias al inversor ayudándolo a escoger las empresas en donde invertir, mientras que el Value Investing trata de comprender los fenómenos económicos y los procesos dentro de los cuales operan las empresas».

Compatibles

La compatibilidad se debe a una coincidencia en los principios básicos sobre los que se elaboran ambas teorías. Así, el punto de partida común es:

  • Futuro incierto: el mercado es visto como una consecución de interrelaciones entre personas en las que cada una persigue una serie de fines subjetivos (desde la persona que va a comprar el pan por la mañana, hasta el empresario que contrata a un trabajador). Esta realidad, donde se producen millones de decisiones al minuto, convierte al futuro en un concepto casado con la incertidumbre inerradicable.

 

A partir de esta concepción, ambas metodologías se estructuran en base a cuatro conceptos comunes. Primero definiremos los conceptos y después cómo los plasman el value investing y la escuela austriaca (en ese orden).

  • Sentido común: consiste en basar las explicaciones en razonamientos realistas, comprensibles por las personas porque representan una realidad observable. En la inversión, si se quiere comprar una acción, lo más razonable no es ignorar su situación financiera, ni su negocio, ni el precio al que cotiza. Debemos realizar un análisis fundamental de la empresa y no basar la inversión en el escenario más optimista (por sentido común). En la economía, debemos comprender que ese componente agregado llamado «mercado» no es sino un proceso dinámico conformado por millones de personas actuando. Por tanto, ese concepto sobreexplotado de equilibrio (en todas sus vertientes) no es más que una simplificación artificial realizada por las diferentes escuelas neoclásicas, que nunca llegará a representar la realidad.
  • Supuestos realistas: en relación con el punto anterior, el sentido común nos dirá que todo supuesto que utilicemos para elaborar una teoría debe representar una realidad. Por eso el value investing, no basará sus tesis de inversión en análisis chartistas ni en líneas de tendencia ficticias, que no representan la situación actual del activo. Por su parte, la Escuela Austriaca pone a todas sus leyes un «examen» llamado Individualismo metodológico que no les permite desviarse de la realidad. Aunque tenga un nombre complicado solo quiere decir que, para que una Ley Económica sea aceptada, debe ser retrotraíble a la acción humana individual (por ejemplo, si queremos elaborar una teoría sobre el dinero, debemos de comprender que surge a partir del intercambio indirecto, que a su vez surge del intercambio directo, que a su vez surge del intercambio interpersonal, que a su vez surge del intercambio intrapersonal, que parte del principio de que un ser humano persigue sus fines individuales, es decir, de la acción humana individual).
  • Prudencia al predecir: no se pueden realizar predicciones sobre eventos futuros con precisión. Esas múltiples decisiones de seres humanos individuales que conforman «la economía» son subjetivas, espontáneas y creativas, por lo que son difícilmente predecibles. Por ello, nos debemos limitar a identificar los patrones y características sobre la base de una serie de supuestos realistas. En la inversión en valor, los analistas apenas dedican tiempo a predecir con exactitud agregados macroeconómicos, se limitan a seleccionar empresas con negocios estables y duraderos. En la escuela austriaca, conscientes de la cantidad de variables que influyen en cada economía, no nos van a decir si el PIB va a crecer el año que viene o cómo se comportará la inflación, sino que, desde la modestia, podrán resaltar en qué países o sectores se están dados peligrosas prácticas financieras que podrán repercutir negativamente en el futuro.
  • Prudente uso de las matemáticas: las matemáticas se enfrentan a dos principales problemas. El primero es, como dice el economista Juan Carlos Cachanosky, que «no todo lo que se dice en palabras es traducible a matemática, pero toda formulación matemática es traducible a palabras». El segundo, no son una herramienta útil para conocer más sobre la realidad, se pueden utilizar para facilitar la representación de una situación, pero no para sacar conclusiones sobre fenómenos económicos. El value investing, se despoja de todas las pretensiones de las matemáticas financieras más avanzadas, regresando al uso de las relaciones contables básicas y enfatizando la importancia de su interpretación. En la escuela austriaca, dudan de su utilidad y se alejan de modelos completamente matematizados que se olvidan de la representación del ser humano individual.

 

Complementarias

En esta parte cabría esperar un estudio de cómo la influencia mutua entre estas metodologías es beneficiosa para los profesionales de ambos campos. En pos de ajustarme a la longitud estándar de un artículo en Internet, vamos a analizar tan solo la influencia positiva que recibe un inversor al conocer la escuela austriaca. No obstante, para los interesados, desarrollaré estas ideas de una manera más amplía en mi Trabajo de Fin de Máster.

En relación con este punto, Jesús Huerta de Soto comenta en su reseña del libro Invirtiendo a largo plazo de Francisco García Paramés:

«No se puede exagerar el enorme efecto que el libro de Paramés ha tenido, y sigue teniendo, a la hora de hacer notar y descubrir para miles y miles de lectores, no sólo la existencia de una Escuela de Economía que como la Austriaca ofrece un marco conceptual mucho más claro y explicativo que el de monetaristas y keynesianos, que hasta ahora constituían el mainstream de nuestra disciplina, sino además de transmitirles una caja de herramientas analíticas que, como la austriaca, les es verdaderamente útil para hacerles comprender cómo funciona el mundo económico y financiero y ayudarles a tomar sus decisiones de inversión con muchas más posibilidades de éxito». 

  • Concepción de acción ordinaria: en los mercados de valores no se están intercambiando papelitos sin ningún tipo de vínculo con la realidad. La Escuela Austriaca explicará que esos títulos, como las acciones, son una representación jurídica de bienes de capital, los cuales surgen de un ahorro previo (inversión) destinado a aumentar la capacidad de producción futura. De esa producción futura dependerá el beneficio del inversor, el mercado no es un casino.
  • Valoración de acción ordinaria: tiene sentido económico la valoración por descuento de flujos de caja de las acciones. La teoría austriaca de la estructura intertemporal de capital nos muestra como los agentes realizan un proceso de valoración marginal de los bienes de capital, totalmente equiparable al DFC, para decidir si llevar a cabo su empresa.
  • Concepción de riesgo: en el mundo empresarial la probabilidad de que ocurra cierto evento se llama probabilidad de caso o evento único, en ella la historia pasada no determina lo que sucederá, solo se trata de un punto de partida. Por ello, es incorrecta la idea de que la toma de más riesgo es lo que genera más beneficio, sino la capacidad del empresario para ajustarse a las demandas de sus clientes y a mantener una ventaja competitiva frente a sus competidores.
  • Concepción de equipo gestor: si la acción humana es abierta e ilimitada, y las empresas son organizaciones llevadas por personas, entonces el inversor debe invertir en empresas con equipos gestores eficientes, creativos y preocupados por el valor que se crea para los accionistas.
  • Crítica Teórica a la HME: esta hipótesis establece que el precio actual de cualquier bien económico en el mercado refleja toda la información disponible, por lo que el inversor basará sus estrategias en el azar ya que no existen ineficiencias. La escuela austriaca rechaza la hipótesis y devuelve la importancia a la figura del empresario que, al igual que el value investor, tiene la tarea de encontrar desajustes y desequilibrios en el mercado y actuar para eliminarlos generando así, una ganancia.
  • Paciencia y largo plazo: la realidad es cambiante y dinámica. Las circunstancias en las que operan las empresas nunca se mantienen igual en el futuro, es por ello que el inversor no debe realizar un análisis estático, sino que, para esquivar las «trampas de valor», deberá adoptar una postura dinámica en el que se reevalúe continuamente si la empresa mantiene sus ventajas competitivas y sus altos niveles de retorno. De esta manera, podrá sentirse seguro y tener paciencia, aunque el precio de su acción baje.

 

Conclusión

En el artículo se ha expresado de forma resumida alguno de los argumentos que existen sobre la compatibilidad y la complementariedad entre la escuela austriaca de economía y el value investing. Son compatibles pues ambas metodologías comparten una visión filosófica similar del entorno socioeconómico que nos rodea. Y son complementarias pues la interacción entre ambas genera beneficios mutuos: «la escuela de economía austriaca ofrece un marco teórico que permite al inversor comprender mejor los procesos de mercado, la razón de ser de su actividad y el beneficio que provee a la sociedad la buena ejecución de sus tareas. Por su parte, el economista, mediante la comprensión del método de la inversión en valor, obtiene una visión mucho más clara y práctica sobre la forma en que se realiza el cálculo económico, el significado de los beneficios económicos y la importancia de los mercados de valores» (Quijano Durán 2012).

 

Photo by Shot by Cerqueira on Unsplash

 

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