Te voy a explicar cuáles son, para mí, las reglas básicas básicas del juego del dinero.
Son las reglas que me gustaría haber conocido al salir de la universidad, antes de casarme, hipotecarme, tener hijos… pero que no descubrí hasta bien entrado en la treintena.
Ponte cómodo que empezamos.
💀 Regla 1. Ten siempre dónde caerte muerto
No sabes lo que te depara la vida.
Quizás hoy tienes un trabajo y unos ingresos de película, pero la vida da muchas vueltas y el día de mañana podrías no tener nada.
No tienes ni idea (y yo tampoco).
Nuestras finanzas son un juego infinito con trampas en forma de enfermedades, movidas familiares, crisis económicas, guerras, decisiones políticas, sumisión fiscal…
Nos guste o no, vivimos en un estado de máxima incertidumbre financiera.
Por esta razón, me parece fundamental tener siempre a mano un fondo de emergencia (a.k.a. «Dónde caerte muerto») de al menos un año.
Y si es de 18 meses, mejor:
- Si estás soltero y gastas 1.000 euros al mes, ten un fondo de seguridad de al menos 12.000 euros; si es de 18.000, mejor.
- Si tienes una familia con niños y cada mes gastáis 3.000 € de media, guarda en liquidez al menos 36.000 euros; si es 54.000, mejor.
Yo que tú no pensaría en la pérdida de poder adquisitivo que sufrirá tu dinero por culpa de la inflación o en lo que dejarás de ganar por no estar invertido.
El fondo de emergencia va de otra cosa: de poner tu culo a salvo.
Considera la «pérdida» (o «no ganancia», según se mire) como un coste en seguridad financiera que te permite dormir tranquilo por las noches.
Y no solo eso, también como un coste que te da opcionalidad: si las bolsas se van al traste, tu liquidez te abrirá puertas.
🏦 Regla 2. No vendas tu alma a los bancos
Que guardes tu fondo de seguridad en una cuenta corriente me parece una decisión razonable, pero guardar todo tu dinero en un sucio banco me parece de pardillo financiero, por tres motivos:
- Tus intereses y los intereses del banco no están alineados. De hecho, son opuestos. Solo por esto, y a pesar de la gran regulación bancaria existente, yo desconfiaría.
- Si la situación lo exigiera, el Estado podría embargar tus cuentas «por el bien común». Esto puede parecer impensable hoy en día, pero peores cosas se han visto.
- Renuncias a la capitalización compuesta (y eso te empobrece).
Por tanto, mi consejo es que uses tu banco para guardar tu fondo de emergencia, pero no le confíes la totalidad de tu patrimonio.
En lugar de eso, compra acciones, invierte en fondos y en ETF, pon una parte de tu capital en inmobiliario, compra un poco de bitcoin…
Y hazlo usando varios brókers y/o bancos de inversión, no solo uno. En el caso de bitcoin, si vas de holder, mejor en un monedero frío.
Lo que quiero decir con esto son dos cosas:
- Tienes que diversificar tu patrimonio. Las opciones son infinitas.
- Tu dinero tiene que estar en movimiento.
Y ya sé que el precio de unas acciones se puede hundir, que un fondo o un ETF puede ponerse en rojo durante varios años o que una inversión inmobiliaria puede salir mal y darte quebraderos de cabeza…
Claro que lo sé, pero es mucho mejor esto que vender tu alma a un banco.
Y te digo más.
Si eres empresario y tienes una sociedad, mi consejo (que no recomendación) es que no tengas todo tu patrimonio a tu nombre. Yo lo repartiría entre la persona física (tú) y la jurídica (tu sociedad).
Si tu patrimonio es muy grande, crea nuevas sociedades con las que seguir diversificando. (Bajo el asesoramiento de buenos profesionales, claro).
Lo tuyo, tuyo es. Es tu deber protegerlo.
🛍️ Regla 3. No seas «porqueyolovalguista»
A lo largo de tu vida se presentarán varias situaciones complejas que podrían afectar de forma directa a tus finanzas personales.
Cuando una de estas situaciones surja tendrás que tomar una decisión difícil. Y de esa decisión podría depender gran parte de tu futuro:
- Si eliges cara, tus finanzas del mañana no se verán resentidas.
- Pero si te dejas embaucar por el aroma sexy del «porqueyolovalguismo» y eliges cruz, podrías estar condenando a la pobreza a tu yo del mañana.
Algunos ejemplos de situaciones de este tipo podrían ser:
- La compra del primer coche
Si con 22 añitos y un sueldo de 1.300 € te quieres comprar un Audi de 32.000 euros financiado a 8 años, lo mismo te pasas de frenada.
Sacrificar el 30-40 % de tu sueldo, por un capricho, en la época de tu vida en la que tienes más potencial de crecimiento, es de primero de aparcacoches financiero.
- La compra de la primera vivienda
Si para disfrutar de tu nueva casa con jardín y piscina necesitas contratar una hipoteca a 40 años con tipo variable, «porque es el más barato», igual vas camino de enladrillarte por encima de tus posibilidades.
Jugar a la ruleta rusa contra el BCE si la recámara de tu pistola está llena de balas no parece un plan inteligente.
- La boda
¿Un préstamo de 40.000 euros para cumplir tu sueño de casarte como una princesa de cuento de hadas?
Piénsatelo bien, Cenicienta, que las letras no desaparecerán junto a la carroza pasada la medianoche.
Creo que se entiende a dónde quiero llegar.
En este tipo de situaciones (y en muchas otras del estilo) hay que elegir: si eliges cara, comprometes tu futuro; si eliges cruz, puedes seguir jugando.
¿Mi opinión?
Pues mira.
Lo que yo haría sería ahorrar dinero a muerte antes de enfrentarme a cualquiera de estos gastos.
¿Te quieres comprar tu primer coche? ¿Una casa en la que crear una familia? ¿Casarte? ¿Dar la vuelta al mundo?
Me parece de genial. Adelante, hazlo. Pero hazlo con cabeza. Ahorra primero y compra después, no al revés.
Bien.
Irónicamente, elijas lo que elijas en estas situaciones, la vida es muy puñetera y seguirá poniéndote a prueba.
Si la vida te va bien y consigues acumular un gran patrimonio, no te relajes. Mucho cuidado con desear:
- Una casa más grande (o una segunda residencia frente al mar).
- Un bonito deportivo.
- Otra mujer más joven o un maromo más fuerte.
Si no tienes la cabeza bien amueblada, hacer un upgrade general a un estilo de vida ya consolidado entraña riesgos. Muchos riesgos.
🤑 Regla 4. No seas «lonchafinista» con las compras que te hacen feliz
Vamos a partir de la base de que:
- Ahorrar es duro.
- La vida es larga.
- Solo se vive una vez.
Si te detienes un momento a pensarlo te darás cuenta de que estas tres premisas no se complementan. De hecho, están en conflicto.
No tiene mucho sentido ahorrar duro durante 20 o 30 años con la esperanza de que, 20 o 30 años después, puedas obtener tu recompensa.
Si el plan sale mal (cosa bastante probable) habrás tirado a la basura los 20 o 30 mejores años de tu vida.
Para resolver este problema, yo sigo una regla muy sencilla que consiste en no ser un «lonchafinista» con las compras que realmente me hacen feliz.
Meto la tijera sin miedo en las compras que no me reportan felicidad, pero no cuestiono ni un solo segundo las compras que me ponen bruto.
Y eso me permite vivir mi particular vida de rico.
No te líes, que te lo explico con algunos ejemplos sencillos:
Tipo de compra |
¿Cómo me hace sentir esta compra? |
¿Qué hago? |
Coches |
Me da igual |
Mi coche tiene 15 años y no me planteo renovarlo |
Ropa de marca |
Igual que beberme una cerveza 0’0 |
No piso los centros comerciales ni para pedir la hora |
Tecnología |
Me flipa |
Soy de gatillo fácil renovando ordenadores, tablets, móviles… |
Escapadas de fin de semana | Me carga las pilas |
Me escapo junto a mi familia cada vez que tengo ocasión |
¿Entiendes a dónde quiero llegar?
Recorto sin piedad en los gastos que no me reportan felicidad y, gracias a ello, gasto sin miedo en las cosas que me hacen sentir de cine.
🧘♀️ Regla 5. La salud y la educación son una inversión
Este punto está muy relacionado con el anterior, pero se merece una mención especial. Si algo tengo claro a mis 40 primaveras es que:
- Sin salud no somos nada. Cualquier enfermo se gastaría todo su dinero si con ello resolviera sus problemas de salud.
- La educación (o formación) es necesaria para ganar más dinero.
Como consecuencia de esto:
- Los «gastos» que mejoran mi salud o la de mi familia (comida sana, entrenamientos, cacharros para hacer deporte, sesiones de fisioterapia, descanso…) no los considero gastos, sino inversiones en salud a largo plazo.
Y como quiero disfrutar de una familia sana, no hay margen para el «lonchafinismo» aquí.
- Los «gastos» que mejoran mi formación o la de mi familia (desde una carrera universitaria para los críos hasta un curso online para mi mujer o una mentoría con un desconocido de Latinoamérica) tampoco los considero gastos, sino inversiones en educación a largo plazo.
Y como quiero seguir ganando dinero durante muchos años más, tampoco hay margen para el «lonchafinismo» aquí.
Tal y como yo lo veo, gastar invertir en salud y en educación es condición sine qua non si queremos jugar a ganar.
👰♀️ Regla 6. Cásate con la persona adecuada
Dejando el romanticismo a un lado, la elección de la persona con la que subirás al altar es una de las decisiones financieras más importantes que vas a tomar en la vida.
Más aún que contratar una hipoteca o que elegir un empleo.
Piénsalo.
Si la forma de entender el dinero de tu pareja es opuesta a la tuya, tu matrimonio acabará en divorcio (en el mejor de los casos) y arruinado (en el peor).
Prueba a juntar bajo un mismo techo a un «lonchafinista» con un «porqueyolovalguista», ¿qué crees que pasará?
Ya te lo digo yo:
El primero intentará ahorrar en cada acción, a todo momento, y el segundo solo pensará en comprar cosas con las que camuflar sus carencias emocionales.
¿Crees que ese matrimonio es sostenible en tiempo?
Yo diría que no.
Casarte con la persona inadecuada, financieramente hablando, es muy peligroso.
Conozco parejas que están felizmente casadas. Incluso con hijos y grandes planes de futuro juntos, pero sus matrimonios hacen agua en el terreno financiero. El sentido común me dice que si estas parejas no espabilan y unen fuerzas (financieramente hablando, insisto) acabarán teniendo problemas.
En mi caso, he tenido suerte.
En temas de dinero, la Sra. Nudista y yo nos complementamos moderadamente bien.
No somos almas gemelas ni estamos cien por cien alineados, pero es que tampoco hace falta: yo soy muy de mentalidad f*ck you money, negocios, inversiones… y ella, infinitamente más racional y pasota, se toma los temas de dinero con más calma.
Pero no pasa nada; lo importante es que nuestros planes financieros son líneas paralelas que nunca se entrecruzan y, por tanto, no pueden entrar en conflicto.
🛥️ Regla 7. Rodéate de personas que ya están allí donde tú quieres llegar
Piénsalo:
- Si te rodeas de marujas de «radiopatio», serás una maruja de «radiopatio».
- Si te rodeas de gente que solo habla de política y de fútbol, serás el tipo de persona que solo ve telediarios y lee el Marca.
- Si te rodeas de funcionarios, verás la vida como un funcionario.
- Si te rodeas de personas que llegan a final de mes pidiendo la hora, te acostumbrarás y pensarás que lo normal es llegar a final de mes pidiendo la hora.
¿Algo en contra de estas personas?
No, nada en contra.
Si te gusta estar con este tipo de personas, adelante. No cambies. Tu vida, tus normas.
Pero si nada de esto se acerca a lo que tú quieres ser, lo mismo sería una buena idea que ampliaras tu círculo de conocidos.
Rodearte de personas que ya están allí dónde tú quieres llegar es la forma más efectiva de alcanzar tus sueños financieros.
En mi caso, yo quería meter las narices en el mundo de los negocios online y quería ganar mucho dinero, ¿y sabes lo que hice?
- Seguir a emprendedores online en Twitter.
- Leer la vida de millonarios hechos a sí mismos.
- Escuchar podcasts sobre emprendimiento y finanzas.
- Devorar libros sobre negocios, dinero, inversiones, superación personal…
- Suscribirme a comunidades digitales de emprendedores.
- …
Y además de eso, me esforzaba por hablar con gente que hacía cosas. Algunos de ellos ahora son socios en mis negocios.
⚰️ Regla 8. Memento mori
Es mi octava regla del dinero. Aunque más que una regla, es un recordatorio.
La esperanza de vida de un hombre blanco europeo está en torno a los 80 años. Yo soy un hombre blanco europeo y tengo 40 años. Por tanto, ya le he dado la vuelta al jamón.
Si todo va bien, de los 40 a los 60 años no debería tener demasiados problemas de salud, pero nunca se sabe.
A los 70 me empezarán a salir las goteras.
Y de 80 en adelante estaré en la vida de prestado.
Memento mori.
Como siempre me gusta recordar, la vida pasa demasiado rápido. O nos espabilamos o estaremos haciendo el parguela.
Es nuestra responsabilidad vivir bien. Ser felices. Disfrutar el día a día. Sonreír al lado de nuestros amigos. Abrazar y besar a nuestros seres queridos.
¡Alegría, leche! ¡Alegría!
Es nuestra responsabilidad vivir la vida con alegría.
¿Y esto qué tiene que ver con mis reglas del dinero?
Pues muy fácil.
Desde la posición f*ck you money el dinero no es un objetivo, sino un medio con el que vivir la vida que te salga de las narices, con quien te dé la gana y como te dé la gana.
Suena un poco basto, y te pido disculpas por ello, pero es que no se me ocurre un mejor uso que le podamos dar al dinero.
Regla 9. Gana más dinero
Hace algunos años decidí dejar de hacer el pardillo reduciendo gastos absurdos y puse el foco en ganar más dinero.
Ojo, esto no significa que me despreocupase de mis gastos y que descuidase mi economía doméstica. No.
He seguido manteniendo un estilo de vida sencillo y viviendo muy por debajo de mis posibilidades, pero con una mentalidad completamente diferente.
Me di cuenta de que la variable más importante para mejorar tus finanzas personales no son los gastos, sino los ingresos, e inmediatamente puse el foco en ganar más pasta.
¿Y sabes qué?
Con paciencia, estrategia, trabajo duro y un poco de suerte he logrado aumentar mucho mis ingresos en los últimos años.
Tanto es así, que he pasado de cobrar una modesta nómina a tener varias fuentes de ingresos online descorrelacionadas:
- Mi membresía.
- Los patrocinios de mi newsletter de Substack.
- Un negocio de venta de servicios.
- Otro pequeño negocio online que creó mi mujer.
- Algunos experimentos que he hecho participando en otros negocios online.
Como es lógico, esto se ha notado en mis ingresos.
Y mucho.
Acabo ya.
Estas son las 9 reglas del dinero para mí, pero no tienen por qué serlas para ti.
Me ha llevado años llegar a ellas y me siento muy a gusto y feliz poniéndolas en práctica, pero tú no tienes por qué sentir o experimentar lo mismo que yo.
Te invito a que descubras cuáles son las reglas del dinero que te funcionan a ti. Cuando sepas cuáles son, escríbelas en un papel y déjalas en un lugar visible para que cada día puedas leerlas.
Solo así se grabarán a fuego en tu cabeza.
Un fuerte abrazo,
Nudista Investor
Foto de Ann H