Ahorro e inversión
Básico

Preahorro o cómo poner la gravedad financiera a tu favor

Los seres humanos somos perezosos por naturaleza. En la mayoría de los casos, si no implementamos un sistema de hábitos caeremos en las cómodas tentaciones del corto plazo y la ley del mínimo esfuerzo. No es nada malo. De hecho, es una de las razones por las que hemos sobrevivido como especie. El problema es que, si nos dejamos arrastrar por esos poderosos impulsos biológicos, podremos terminar muy mal parados. Y no es diferente por lo que respecta a la gestión de nuestro dinero.

Con este artículo quiero mostrarte el método más efectivo que existe hasta la fecha para ahorrar dinero, aumentar tu patrimonio y ser consciente de cómo gastamos. No hace falta alimentarse a base de latas de atún, comprar solo lo que tenga descuento o ahorrar céntimos en cafés para ser un poco más rico cada mes.

Lo que más sorprende es que no es nada revolucionario (nuestros abuelos ya lo hacían con sobres de papel), no requiere programar una sola línea de código (incluso la persona más taruga podría implementarlo) ni leer decenas de libros de finanzas personales (es tan simple que con este artículo te bastará). Tan solo requiere una cosa que escasea hoy en día: la fuerza de voluntad.

Te presento en todo su esplendor el poder del preahorro. Vamos a ver su definición, una sugerencia de implementación y un ejemplo con una nómina hipotética.

Warren Buffett tiene una frase célebre que explica qué es esto del preahorro con un bonito juego de palabras: «No ahorres lo que te queda después de gastar, gasta lo que te queda después de ahorrar». También me gusta otra definición muy común: «pagarse a uno mismo primero». Se trata de traspasar una parte de la renta de tu yo actual a tu yo futuro. Esta transferencia del presente al futuro chirría en una sociedad con las preferencias temporales achatadas en el corto plazo. El preahorro combate este egoísmo temporal y te permite ser generosos hoy con nuestro yo del futuro.

¡Pero, ojo! Esto no consiste en ahorrarlo todo para mañana y perdernos los mejores años de nuestra vida consumiendo austeramente. Cada uno tiene que buscar su propio equilibrio y regular su «termostato financiero». Los seres humanos no sólo ganamos dinero y ahorramos, también invertimos una parte de nuestros excedentes (queremos ser siempre un poco más ricos mañana que ayer) y disfrutamos consumiendo, porque vida solo hay una. En el blog de VS ya publiqué un artículo sobre dinero, felicidad y filosofía que te podrá ayudar.

Entendido ya el concepto del preahorro, vamos a ver qué necesitamos para poner en marcha un sistema de ahorro automatizado. Estas son las cuentas bancarias que precisarás:

  • Cuenta corriente puente. En esta cuenta será donde recibas tus ingresos recurrentes y dónde «repartas juego» a tu sistema de cuentas financieras. Además, será aquí donde pagarás tus gastos fijos (alquiler o hipoteca, compras en supermercados, facturas, WiFi, agua, electricidad, gimnasio, seguro del coche, etc.). Tendrás que programar transferencias automáticas a principio de mes al resto de cuentas para que esto funcione.
  • Cuenta de ahorro. Esto será un fondo que destines simplemente para amasar fortuna. Aquí puedes tener tu colchón frente a imprevistos, dinero que ahorres para fines concretos o simplemente para ir viendo cómo crecen tus ahorros. Busca la cuenta que retribuya a un mayor interés (ahora que los depósitos fijos vuelven a estar de moda), y guarda el código PIN bajo llave. Este dinero no se debe tocar salvo con una sólida justificación.
  • Cuenta de inversión. Esta será la cuenta donde tengamos nuestras inversiones en Bolsa. Aquí dejaremos que el dinero se mueva y que nuestro patrimonio vaya creciendo exponencialmente al son del largo plazo. Puedes comprar acciones, ETFs, un gestor automatizado, fondos indexados o fondos de gestión activa.
  • Cuenta de caprichos o cuenta para disfrutones (mi cuenta favorita). Esta es una cuenta inspirada en el libro I will teach you how to be rich de Ramit Sethi. Todos tenemos una serie de gastos que son nuestra válvula de escape y nos dan grandes cotas de felicidad. Identifica aquellas partidas concretas (tienen que ser pocas porque no se puede gastar mucho en todo). Aunque al transferir fondos mensualmente estarás poniendo predefinido un límite, en estos «fondos reservados» podrás gastar sin remordimiento ni culpa (ya sea en viajar a destinos exóticos, libros de coleccionista, festivales, ropa con caballitos estampados, ir a un parque de atracciones, restaurantes gourmet o cócteles de autor). Su razón de ser es esa: hacerte disfrutar. Todo en exceso es malo y todo lo bueno se acaba yendo tarde o temprano (ya de paso descubrirás una de las mayores lecciones de filosofía cuando te quedes sin fondos).

 

Veamos algunas consideraciones para lubricar el sistema y poner la gravedad financiera a tu favor. A partir de ahora, ahorrar será la regla, y no la excepción.

  • Tendrás que fijar los porcentajes que destines a cada cuenta según tus preferencias personales, situación concreta y finanzas domésticas. Este será el ejercicio de reflexión más importante que hagas. De aquí partirá todo. En el ejemplo he optado por un 60 % para los gastos fijos, un 15 % para ahorrar, otro 15 % para disfrutar y un 10 % para invertir.
  • Transferencias automáticas. Prográmalas para que se ordenen unos días después de recibir tu sueldo ingreso recurrente. Que el dinero se dirija a su cuenta correspondiente nada más entrar. Así evitarás caer en tentaciones.
  • Asegúrate de que tu cuenta puente no te cobre por realizar transferencias. Realizarás varias y los gastos pueden causar destrozos al acumularse.
  • Utiliza la inercia a tu favor. Comprueba que la cuenta de ahorro que tengas no disponga de tarjetas. Así no podrás gastar. Otra forma de asegurarte que no gastes el dinero sagrado es elegir una cuenta corriente que no te cobre comisiones por transferir el dinero de vuelta a tu cuenta corriente. De esta forma te estarás atando al mástil del barco y los cantos de sirena consumistas no te afectarán igual.

 

Y ahora vamos a ver el poder del preahorro en números, porque los borrachos, los niños y los números nunca mienten. Imagina que tienes un sueldo de 2.500 € mensuales. Este es el total que habrías destinado a cada partida anual y mensualmente.

  • Cuenta de disfrutones: 4.500 € disfrutados al año. 375 € al mes.
  • Cuenta de ahorro: 4.500 € ahorrados al año. 375 € al mes.
  • Cuenta de inversión: 3.000 € invertidos. 250 € al mes.
  • Gastos fijos asumidos: 18.000 € empleados en costes necesarios para vivir. 1.500 € al mes.

 

Conclusión: organizándote como en el ejemplo, habrás ahorrado e invertido cerca de 8.000 € anuales dejándote al mes 1.500 € para vivir y unos 375 € reservados para disfrutar. Estoy seguro de que más del 95 % de la gente no consigue ahorrar e invertir estos porcentajes. Y menos aún disfrutando así del dinero.

Que la fuerza del preahorro te acompañe.

Foto de Jeremy Thomas

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