¿Dónde está la sociedad rica que dice: ¡Alto!, ya tenemos suficiente? No hay ninguna. Sin embargo, resulta obvio que, a largo plazo, el crecimiento infinito del consumo material en un mundo finito es imposible.
El fomento y la expansión de las necesidades en el ser humano es la antítesis de la sabiduría. Y es también la antítesis de la libertad y la paz. Porque todo incremento en las necesidades tiende a incrementar la dependencia de fuerzas exteriores sobre las cuales no podemos ejercer ningún control y que, por lo tanto, aumentan nuestro temor existencial.
El ser humano no se siente hoy parte de la naturaleza, sino como una fuerza externa destinada a dominarla y conquistarla. Aún hablamos de una batalla contra la naturaleza olvidándonos de que, en el caso de ganar, nos encontraremos nosotros mismos en el bando perdedor.
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