Ahorro e inversión
Básico

Pasanaku. Un sistema andino para el ahorro colectivo

La cultura andina es fascinante. En el altiplano boliviano se encuentra un sincretismo cultural que mezcla las últimas corrientes occidentales, el conservadurismo de algunas tradiciones hispánicas y amplias muestras de las culturas prehispánicas. Por ejemplo, no hay más que acercarse a cualquier mercado en el altiplano para encontrarnos a mujeres vestidas de pollera hablando entre ellas en aymara mientras suena reggaetón en el transistor.

Una de las tradiciones más arraigadas y sorprendentes es el llamado Pasanaku. Según he podido leer, el Pasanaku hunde sus raíces en las culturas prehispánicas, aunque la palabra se debió de forjar en época virreinal. Esta palabra es la mezcla de la voz castellana «pasar» con la aimara «naka», que significa «periodo», y la derivación «u», propia del quechua.

El Pasanaku es un sistema de ahorro colectivo enormemente popular en Bolivia y en parte de Perú. Cualquier grupo de amigos o grupo de trabajo «juega un pasanaku» que motiva a ahorrar a cada uno de sus miembros. El funcionamiento del Pasanaku es bien sencillo: quienes juegan acuerdan entregar una cantidad determinada a cada uno de los miembros una vez cada cierto tiempo, de forma que se va rotando quien recibe el dinero. Lo más habitual es hacerlo entre 12 amigos y que sea un pago mensual. También es habitual que haya alguien que gestione el juego y recuerde la fecha límite de los pagos al resto de jugadores.

Así, si se acuerda «jugar un Pasanaku de 300 bolivianos» (unos 40 euros), en enero once amigos darán 300 bolivianos cada uno a un amigo (que recibirá, por tanto, 3.300 bolivianos); en febrero se los darán a otro miembro del grupo; en marzo a otro;… y así hasta diciembre, momento en el que el último de los amigos habrá recibido los 3.300 bolivianos. Entonces será momento de organizar el Pasanaku del año siguiente.

Jugar un Pasanaku es una buena forma de motivarse a ahorrar y de poder disponer de dinero en un momento concreto para cubrir gastos o hacer inversiones puntuales. No es raro que algunos de los miembros pidan recibir el dinero en un mes concreto porque prevén ciertos gastos extraordinarios, como pueden ser organizar un «preste» (una celebración comunitaria), irse de vacaciones o ampliar su puesto de venta ambulante. Si hay algún conflicto sobre los meses en que recibir el dinero o si a muchos les da igual cuándo recibirlo (lo habitual), entonces simplemente se sortea el turno. En un país donde el sistema bancario no funciona adecuadamente, es muy conveniente tener formas de acceder a la financiación sin necesidad de acudir a usureros, algo que es tristemente común en estas latitudes.

No hay que pensar que estos Pasanakus son solo aptos para trabajadores de clase social baja que no tienen acceso al sistema bancario. Su juego es transversal a todas las capas sociales bolivianas, tanto en la sociedad rural como en la urbana. Conozco personalmente a millonarios que juegan al Pasanaku con sus amigos; también conozco a quienes han jugado Pasanakus de 3.000 $ mensuales, financiando la compra de su coche cuando les llegó el turno de recibir 33.000 $ de sus amigos. Este es un caso extremo. Los Pasanakus más habituales que conozco suponen una cuantía mensual de entre 100 y 500 bolivianos (entre 15 y 75 euros).

En muchas ocasiones los Pasanakus son, además, una forma de que un grupo de amigos se comprometa a reunirse con frecuencia. Por ejemplo, es común que entre amigos se pacte que quien recibe el dinero debe invitar a un café con «macitas» (pastas) al resto de sus compañeros de juego.

No faltan tampoco los grupos de amigos que encuentran en estas reuniones el principal atractivo del Pasanaku: juegan poco dinero y quien lo recibe debe invitar a cenar y a unas copas. El anfitrión gasta tanto o más de lo que recibe, pero no deja de ser una buena ocasión para el festejo.

Yo debo confesar que nunca he jugado un Pasanaku. Pero todas mis amistades bolivianas lo han hecho y solo me han contado buenas experiencias al respecto. Además de favorecer el ahorro y la financiación, estrecha los lazos sociales entre los grupos de amigos. Nunca he oído hablar de alguien que haya dejado de pagar la cuota del Pasanaku. Se ve que se cuidan mucho de poder afrontar la cantidad acordada inicialmente, pues incumplir es tanto como dejar de pagar a todos sus amigos, por lo que el moroso puede acabar sufriendo un gran aislamiento social.

No faltan las nuevas tecnologías en todo esto del Pasanaku. Hay aplicaciones móviles para ayudar en la gestión del juego, aunque no parecen ser muy exitosas a juzgar por las pocas descargas que tienen. Incluso los bancos comercializan cuentas de ahorro individual usando el Pasanaku como un nombre comercial. Es una forma sencilla de motivar a sus clientes a realizar un ahorro individual de igual forma que hacen un ahorro colectivo.

Foto de Min An

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