Como viene siendo habitual en nuestro país, las campañas comerciales de planes de pensiones se intensifican en la recta final del año. De forma resumida, son dos los principales argumentos de venta: una fiscalidad muy favorable y unos incentivos comerciales que, en algunos casos, pueden llegar incluso a un ingreso en cuenta de un porcentaje de la cantidad aportada o traspasada al plan.
El primero de ellos, la fiscalidad, es un factor fundamental, pero de escasa utilidad en el proceso de selección ya que es igual para todos los planes. El segundo, los incentivos comerciales, se puede considerar como un plus de retorno en el primer año, pero tampoco es diferencial en el largo plazo.
Resulta sorprendente que el principal factor por el que se debería elegir un plan de pensiones, su rentabilidad esperada a largo plazo quede en un segundo plano.
Seguramente la dificultad de comparar distintas rentabilidades medias anuales en plazos muy largos sea la razón de esa menor relevancia. Por ejemplo, ¿cuánto mejor es un plan con una rentabilidad media durante 30 años del 2% frente a uno del 4%? ¿Y entre el 5% y el 10%? Nada mejor que realizar una sencilla simulación financiera para entender el maravilloso efecto multiplicador del interés compuesto. Para ello, estudiamos el caso de un trabajador español que acaba de cumplir 40 años y piensa jubilarse a los 70 años. Su aportación anual será de 8.000 euros y lo hará en mensualidades de 666,7 euros. La tabla inferior nos muestra 6 opciones diferentes en función de la rentabilidad equivalente anual de cada plan durante 30 años.
Plan 1: Rentabilidad anual del 0%
Si nuestro ahorrador decide meter en un cajón 8.000 euros al año durante 30 años es fácil estimar que dispondrá de 240.000 euros en el momento de la jubilación.
Plan 2: Rentabilidad anual del 2,0%
2% es el objetivo de inflación del Banco Central Europeo, por lo que es el mínimo de rentabilidad necesario para mantener el poder adquisitivo del ahorro en el momento de la jubilación. Nuestro ahorrador tendría un 37% más (88.050 euros) para su jubilación que en el Plan 1.
Plan 3: Rentabilidad anual del 2,08%
2,08% es la rentabilidad media durante los últimos 20 años de los planes de pensiones comercializados en España (Fuente: INVERCO). La rentabilidad obtenida no es muy elevada, pero al menos sí que permite mantener el poder adquisitivo. Nuestro ahorrador tendría un 38% más (92.330 euros) para su jubilación que en el Plan 1.
Plan 4: Rentabilidad anual del 5%
5% es la rentabilidad media aproximada del Bono americano en los últimos 30 años (1988-2018). Un plan con esa rentabilidad equivalente anual empieza a aportar una diferencia de ahorro muy relevante, siendo un 127% (305.799 euros) superior al Plan 1.
Plan 5: Rentabilidad anual del 10,2%
10,2% es la rentabilidad equivalente anual aproximada del índice S&P 500 durante los últimos 30 años. Aquí ya se aprecia cómo al hablar de rentabilidades de doble dígito, el efecto “compounding” (compuesto) es exponencial y literalmente se produce un efecto multiplicador. Nuestro ahorrador tendría un 600% (1.201.182 euros) más de ahorro que en el Plan 1.
Plan 6: Rentabilidad anual del 12,2%
12,2% es la rentabilidad equivalente anual de LIERDE desde 1994. En este escenario se visualiza todavía mejor que en el Plan 5 cómo cada 1% adicional – ya con retornos de doble dígito-, vuelve a tener un doble efecto multiplicador. Nuestro ahorrador tendría un 791% (1.897.306 euros) más de ahorro que en el Plan 1.
En definitiva, el análisis anterior nos demuestra cómo la rentabilidad financiera esperada a largo plazo del plan debe ser el factor diferencial a la hora de su selección. En España son cada vez más las gestoras especializadas en ofrecer productos de gran calidad y con políticas de inversión basadas en la filosofía de valor.
En nuestro caso, hace ya tres años que gestionamos nuestro plan de pensiones, MG LIERDE – Plan de Pensiones Bolsa, como una réplica de la cartera de LIERDE sicav. Nuestro mensaje de lanzamiento incidía en la relevancia de la rentabilidad a largo plazo y en nuestro método para obtener retornos elevados y sostenibles en el tiempo: “Nuestra filosofía de inversión, basada en el análisis fundamental y la búsqueda de rentabilidad en el medio plazo, es idónea para la gestión de planes de pensiones, cuyo horizonte de inversión es por naturaleza superior al de otro tipo de inversiones. Una cartera diversificada en compañías de calidad cuyos retornos sobre el capital empleado sean elevados y sostenibles en el tiempo, es la mejor forma de obtener rentabilidades superiores al mercado en el medio plazo.”