Muchos gestores de activos e inversores obtienen rendimientos menores al mercado. Sin embargo, para los ahorradores es importante que sus inversiones a largo plazo crezcan cuanto más a través del efecto de interés compuesto. Un buen ejemplo de eso es la historia del conserje Ronald Read de Vermont, quien –después de haber vivió modestamente durante toda su vida – legó una cantidad de $8 millones de dólares. Read había acumulado dicha cantidad, invirtiendo pocas cantidades en acciones durante muchas décadas.
La historia de Read demuestra bien que resultados de ahorros invertidos en acciones iguales al rendimiento general del mercado o solamente algo mejores podrían producir ventajas enormes a la larga. Sin embargo, no todo el mundo posee la perspicacia de escoger las acciones que harían que su cartera creciera. Por tanto, la gestión pasiva y la estrategia de tener un poco de todo en el mercado sin hacer nada a través de un fondo índice es una opción interesante.
Incluso para un inversor «value», los fondos índices pueden resultar una opción atractiva, si se tratase de un mercado concreto muy eficiente y con empresas que carecen de un margen de seguridad los sufrientemente amplio como para producir altos retornos a largo plazo (vean la tertulia de Joaquín Aranzábal en Value School sobre el libro Stock for the long run de Jeremy Siegel).
De hecho, el mismo Warren Buffett ha recomendado la gestión pasiva pública y abiertamente a muchos. En su carta anual del 2013, la superestrella de la inversión en valor escribió: Mi dinero, debería añadir, está donde mi boca. Lo que aconsejo aquí es básicamente idéntico a ciertas instrucciones que he puesto en mi testamento. Una de las estipulaciones del legado es que el dinero se entregue a un administrador, beneficiándole a mi esposa….Mi consejo para el administrador no podría ser más sencillo que poner un 10% del dinero en bonos gubernamentales a corto plazo y el 90% en un fondo índice del S&P500 de bajo coste (recomiendo el de Vanguard). Creo que los resultados del testamento a largo plazo serán superiores a los que obtienen la mayoría de los inversores, ya sean fundos de pensiones, inversores institucionales o individuos, que contratan gestores cobrando altas comisiones. (traducción propia del inglés)
Mucho antes de la llegada de los primeros fondos índice, Buffett entendía y aplicaba la idea de medir los rendimientos de sus inversiones en comparación con los rendimientos generales del mercado. Él veía el índice industrial de Dow Jones como su mayor competidor. Para Buffett, las destrezas de un inversor se debían medir en términos de cuán mejores o peores han sido en comparación con los movimientos del mercado. Es decir, en el caso ideal – cuánto más sube y cuanto menos baja su cartera en comparación con el mercado.
En 1975, John Bogle fundó el Vanguard 500 Index Fund, el primer fondo índice que tenía en cartera acciones de cada empresa del S&P500. El fondo fue inspirado por las ideas del economista keynesiano Paul Samuelson. Independientemente de la validez de dichas ideas, con ese fondo Bogle subió el nivel de exigencias a los inversores gestionando mutual funds u otros productos financieros en EE.UU. Esos inversores se vieron obligados a aspirar a batir el mercado para poder justificar sus altas comisiones ante sus partícipes. Dicho sea de paso, el libro de Bogle Cómo invertir en fondos de inversión con sentido común fue traducido al castellano en la colección Deusto-Value School. A pesar del efecto del fondo Vanguard, la mayoría de inversores todavía no llegan a batir al mercado incluso hoy.
Y ¿por qué la mayoría ni alcanza los rendimientos del mercado? En una carta dirigida a los inversores del año 1965, Buffett lo explica resumidamente así, anticipando con muchos años los hallazgos de Kahneman y Tversky sobre los comportamientos económicos irracionales a la hora de invertir:
En la gran mayoría de los casos, la falta de rendimiento que supere o que iguale un índice no gestionado no refleja de ninguna manera falta de capacidad intelectual u honradez. Creo que es más bien el producto de 1) decisiones en grupo – mi opinión tal vez prejuiciada es que es casi imposible que una gestión de inversiones sobresaliente provenga de un grupo de cualquier tamaño con todos participando en la toma de decisiones 2) un deseo de conformar con las normas y, hasta cierto punto, con las carteras de otros inversores grandes y respetados 3) un marco institucional donde un resultado medio es lo “seguro” y las recompensas personales por actuar independientemente no son en ninguna manera proporcionales con el riesgo general de actuar así 4) una devoción a ciertas prácticas de diversificación que son irracionales, y por último y más importante 5) inercia (traducción propia del inglés)
Dadas esas pautas de comportamiento en las inversores individuales e sin experiencia podrían caer fácilmente, no es difícil entender por qué Warren Buffett aconseja la gente que invierta en fondos de bajas comisiones que por estructura y diseño llegarán a tener un rentabilidad al menos igualada a la del mercado.
A no ser que un ahorrador/inversor tenga mucha confianza en un gestor activo de fondo y en su metodología de escoger acciones para obtener rentabilidades altas a largo plazo (ya que rentabilidades altas a corto plazo y con regularidad son algo prácticamente imposible), la gestión pasiva con un fondo índice, indudablemente, queda como la segunda mejor opción posible.
Referencias: Jeremy C. Miller Warren Buffett’s Ground Rules. Words of Wisdom from the Partnership Letters of the World’s Greatest Investor. HarperBusiness, 2016