En un fondo de inversión un gestor asume voluntariamente la responsabilidad de nuestros ahorros. Al hacerlo, pone al servicio de los ahorradores su capacidad para analizar e invertir a largo plazo en empresas cotizadas, cargando con coraje en su trabajo diario con el peso añadido de la confianza de muchos.
Consciente de que el ahorro bajo gestión es el fruto de un largo esfuerzo de muchos, el desempeño diario del gestor está condicionado por esa exigencia extra, que le obliga a trabajar con un nivel de rigor máximo si quiere estar a la altura de la confianza recibida.
Un fondo de inversión se define como una institución de inversión colectiva porque, en efecto, se constituye cuando un conjunto de inversores decide unirse bajo la protección de un gestor, conformando una comunidad de partícipes. Esa comunidad se confía al extraordinario sentido de la responsabilidad de quien debe hacer por cada uno de ellos un exhaustivo trabajo de análisis, probando a lo largo del tiempo unas condiciones especiales de determinación, temple y paciencia en la gestión de sus ahorros.
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