Ahorrar y reducir gastos suelen ir de la mano, aunque son cosas diferentes. De hecho, la mayoría de personas puede ahorrar sin necesidad de recortar sus gastos, por lo menos de forma voluntaria y haciendo el clásico presupuesto.
Para ahorrar basta con separar a principio de mes un pequeño porcentaje de tu salario y llevarlo a una cuenta corriente diferente de la que usas para tu día a día programando una transferencia periódica. Así de fácil.
Si nunca has ahorrado y ni siquiera tienes un presupuesto, puedes empezar con entre un 3% y un 5% de tus ingresos. Con ese simple gesto ya estarás ahorrando todos los meses sin que tener que recortar tus gastos suponga un freno para ponerte en marcha. Esto es en realidad lo más importante.
¿Y la reducción de gastos? Puedes enfrentarte a ella en cualquier momento y lo recomendable es que lo hagas por lo menos una vez al año. El gran problema de reducir tus gastos es que hasta el propio término es negativo. Reducir, recortar, limitar… todo supone un sacrificio, renunciar a algo.
Por eso mismo cuesta tanto ponerse a reducir gastos, sobre todo si tampoco sabes cuáles son y cuánto suponen, que es lo más habitual. Quien más y quien menos tiene en la cabeza una serie de gastos que podría eliminar y otros que le gustaría recortar. Lo que ocurre es que suelen ser consumos relacionados con hábitos, como los famosos gastos hormiga y esos son los más difíciles de combatir.
Si además tratas de recortar todos los gastos al mismo tiempo, lo más normal es que termines fracasando y dejándolo en algún punto.
¿La solución? Elegir bien en qué gastos ahorrar, el orden en el que hacerlo y cómo vas a hacerlo. Para que lo entiendas mejor, cuando se trata de reducir gastos, puedes dejar de tomar el café de media mañana con tus compañeros o puedes sentarte a revisar tu seguro de coche, por ejemplo.
Las dos acciones te permitirán ahorrar, pero de manera muy diferente. Con la primera vía vas a tener que realizar el esfuerzo todos los días, mientras que la segunda basta con hacerla una vez al año y olvidarte. Además, seguro que valoras más ese café de las 12 que las coberturas del seguro de coche e incluso la aseguradora.
Este mismo concepto se puede aplicar a cualquier ahorro e incluso a la forma de ahorrar. Trucos de ahorro hay muchos, pero no todos tienen el mismo impacto en tu bolsillo ni requieren el mismo esfuerzo.
Los mejores trucos de ahorro comparten cuatro características concretas:
- Suponen un esfuerzo inicial para ponerlos en marcha.
- Con una sola acción el ahorro se mantiene en el tiempo.
- Son fáciles de implementar.
- Se refieren a los gastos que menos te importan (recuerda el concepto del gasto consciente).
Para entenderlo mejor, piensa en el gasto energético. Para reducir la factura de la electricidad puedes declarar la guerra al stand by y poner regletas en casa para apagar todos los aparatos. Así ahorrarás en torno a 100 euros al año. También puedes hacer algo diferente, como revisar la potencia contratada, reducirla y ahorrar con una sola acción más de 50 euros al año de por vida.
En esta charla puedes ver el otro gran truco para ahorrar en la factura energética y otros dos gastos adicionales con los que ahorrar más de 1.000 euros al año.
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