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Comprar oro físico para una cartera permanente

Harry Browne es uno de los economistas más influyentes para los ahorradores e inversores de todo el mundo. A él le debemos la llamada Cartera Permanente, muy seguida por millones de pequeños inversores. 

Harry Browne y la Cartera Permanente 

 

Harry Browne es uno de los economistas más influyentes para los ahorradores e inversores de todo el mundo. A él le debemos la llamada Cartera Permanente, muy seguida por millones de pequeños inversores. 

 

La Cartera Permanente se basa en la teoría del ciclo económico. Busca obtener una buena rentabilidad (históricamente bate a la inflación en un 4,5 % anual), una baja volatilidad (históricamente obtiene una rentabilidad semejante año a año), así como la sencillez en la asignación de activos. Esto es exactamente lo que buscan muchas familias ahorradoras: que sea sencillo colocar su dinero y que obtengan una rentabilidad razonable sin grandes sobresaltos. 

 

Harry Browne propone para esta cartera dividir el capital en cuatro clases de activos a partes iguales: acciones, bonos, oro y liquidez. El inversor o fondo de inversión que siga esta estrategia simplemente dividirá su dinero en cuatro partes, adquirirá estos cuatro activos y los reequilibrará periódicamente. Es decir, si por ejemplo un año las acciones han subido un 40 % y los demás activos han permanecido constantes, el inversor venderá parte de las acciones para aumentar un 10 % su posición en bonos, oro y liquidez, de tal manera que los cuatro activos vuelvan a estar equilibrados. 

 

Oro físico y oro en ETF 

 

Una de las dudas que plantea la cartera permanente es cómo adquirir uno de esos activos: el oro. Parece bastante claro que en el caso de los otros tres activos el inversor tendrá que acudir a los mercados financieros; pero en el caso del oro el inversor lo podrá adquirir tanto de forma física como a través de ETF u otros productos financieros 

 

Aquí hay que hacer un inciso que puede resultar bastante obvio, pero que es razonable: no es obligatorio que el 25 % de la cartera asignado al oro se compre a través de un ETF o como oro físico. Un inversor puede considerar que, de ese 25 %, la mitad será en oro físico y la otra mitad será a través de ETF. De hecho, una combinación así me parece muy razonable. 

 

El oro físico tiene la gran ventaja de que lo podemos atesorar nosotros mismos, sin necesidad de tener a los bancos u otras entidades financieras como intermediarios. Además, supone un valor refugio que, en caso de que la situación se ponga realmente mala, siempre tendremos en nuestra caja fuerte. 

 

Por el contrario, al adquirir oro a través de ETF tendremos un producto más líquido, así como más barato a la hora de comprarlo, venderlo y atesorarlo. Además, actualmente el tratamiento fiscal de los ETF es más favorable porque el oro físico debe pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP). Sin embargo, no tendremos más que apuntes contables respaldados por algunos lingotes que se encuentren en Londres, en Zurich o vaya usted a saber dónde. 

 

Por eso se suele decir que quien adquiera oro para atesorarlo durante toda su vida, lo mejor es que se haga con oro físico. En cambio, quien adquiera oro con la intención de venderlo si su precio sube en los próximos meses o años, lo mejor es que compre un ETF. Llevado este consejo al inversor con una Cartera Permanente, se podría decir que quien tenga claro que su inversión en dicha cartera va a ser para toda la vida (es decir, que dentro de diez años no se va a querer comprar un piso o cambiar de estrategia de inversión y necesite deshacer la cartera) hará bien en adquirir un 50-60 % del oro como oro físico. Así, ese oro físico quedará como algo estable, mientras que el oro en ETF le servirá para reequilibrar. 

 

Comprar oro de inversión a profesionales 

 

No creo que el lector de este artículo requiera mucha guía a la hora de adquirir un ETF de oro. Bastará con buscar uno de una gestora conocida, que tenga replicación física y que cobre pocas comisiones. SPDR Gold Shares o iShares Gold Trust son dos ejemplos más que conocidos y que se pueden contratar a través de cualquier bróker medianamente serio. 

 

Más dudas suele entrañar la inversión en oro físico para el inversor en bolsa. Yo diría que el inversor debe tener en cuenta los siguientes factores, en orden de prioridad:  

  • Asegurarse de no adquirir una falsificación. 
  • Poder demostrar la propiedad del oro que adquiera. 
  • Adquirir oro que se pueda vender fácilmente. 
  • Pagar el menor sobreprecio con respecto a su contenido en oro.  

 

Los dos primeros puntos se solucionan de manera muy sencilla sin más que adquirir el oro a un profesional serio y solvente. Este profesional garantizará la adquisición, ofrecerá una factura y asesorará al inversor. Personalmente, yo solo he trabajado con Andorrano Joyería, una empresa familiar más que conocida en España, con una trayectoria de décadas y que recomiendo sin ningún tipo de dudas (son, además, patrocinadores de mi trabajo).  

 

El lector de este artículo es libre de explorar otras empresas, por supuesto. También existen particulares que venden oro físico porque quieren deshacer una inversión pasada o porque quieren vender parte de una herencia. Yo solo recomendaría adquirir oro a particulares en el caso de que el comprador sea capaz de autenticar ese oro por su cuenta. Además, se debe exigir un documento de compraventa privado y el comprador debe cancelar en Hacienda el ITP correspondiente en su comunidad autónoma. Esto es muy importante para poder justificar la posesión legal del oro y que luego no tenga problemas a la hora de venderlo. 

 

Una vez que el inversor decide adquirir oro a un profesional, hay que pensar en qué formato se adquiere. Desde luego, no es aconsejable que todo sea en forma de joyas, alhajas o monedas antiguas «machacadas» (v.gr. cercenadas, usadas para joyería, perforadas…). La razón es que el día que se vaya a vender se venderán como oro para fundir y no como oro de inversión, por lo que el futuro comprador pagará mucho menos por ellas. 

 

¿Lingotes o monedas? 

 

Dentro del oro de inversión nos encontramos dos productos: las monedas bullion y los lingotes. Las monedas bullion son monedas de inversión (generalmente de oro o de plata, pero ahora nos centraremos exclusivamente en las de oro) que se compran y se venden por su contenido de oro. A efectos prácticos son como lingotes: el profesional las venderá levemente por encima del precio de su oro y el inversor encontrará en ellas un vehículo para hacerse con oro físico.  

 

Hay países que llevan muchos años emitiendo estas monedas bullion, las cuales son de sobra conocidas entre los inversores en orolos krugerrand de Sudáfricalos centenarios de Méxicolos pandas de Chinalos canguros de Australialas filarmónicas de Austrialos maple leaf de Canadálas Britannia del Reino Unidolos American Eagle de Estados Unidos… Curiosamente, este año comenzará España a emitir moneda bullion representando un lince ibérico. 

 

En cuanto a los lingotes, generalmente los fabrican empresas privadas (v.gr. PAMP). Suelen ser algo más baratos que las monedas bullion, en el sentido de que tienen un menor sobreprecio sobre su valor intrínseco en metal.  

 

Sin embargo, yo me inclino por adquirir monedas en lugar de lingotes porque «envejecen mejor». Es más probable que desaparezca una empresa privada a que desaparezca un estado. Por eso, dentro de 100 años es más probable que las monedas bullion que antes he enumerado sigan siendo conocidas a que lo sean los lingotes de empresas privadas. Como la diferencia de precio es pequeña, creo que compensa hacerse con monedas. Además, son más bonitas. 

 

Sobre qué monedas bullion comprar, aquí hice una guía. En resumidas cuentas, para el inversor que quiera construir una Cartera Permanente le recomendaría adquirir monedas de una onza troy y de altísima pureza. Si busca lingotes le recomendaría lo mismo: una onza y de altísima pureza. Se puede decir que una onza es el «estándar de facto» internacional; son las monedas (o lingotes) más demandadas por los inversores y las que más emiten las fábricas. Además, tienen una buena relación «coste / facilidad de venta». Me explico. 

 

Fabricar y distribuir una moneda pequeña (o lingote pequeño) tiene prácticamente el mismo coste que fabricar y distribuir una moneda (o lingote) de una onza. Por lo tanto, el sobreprecio que pagará el comprador será porcentualmente mayor con monedas más pequeñas. Monedas que, además, son menos solicitadas en el mercado. 

 

El comprador que se haga con lingotes más grandes (no son muchas las monedas de oro más grandes de una onza) probablemente pague un sobreprecio menor con respecto al oro que está adquiriendo. Pero a la hora de venderlo le será más complicado por dos motivos: no son muchos los que buscan lingotes grandes (aunque un profesional lo comprará sin problemas) y puede salir perjudicado fiscalmente. Por ejemplo, si alguien adquiere un lingote de un kilo, el día que lo venda tendrá que vender el kilo entero en una sola venta, eliminando toda su inversión de golpe y pagando las plusvalías sobre el total. En cambio, si se adquieren monedas o lingotes de una onza, se podrá ir reduciendo la inversión poco a poco, minimizando así el impacto fiscal.  

 

Por lo tanto, considero que para un inversor medio el tamaño de una onza es el ideal; si alguien quiere invertir mayores cantidades, los lingotes de 100 gramos son razonables también. Lingotes más grandes no los recomendaría. 

 

En cuanto a los precios, invito al lector que eche un vistazo a los precios publicados por Andorrano Joyería. En esa web se listan los precios a los que esta empresa compra y vende las monedas y lingotes de oro más conocidas, actualizándose diariamente. Los márgenes con los que trabajan los distribuidores de oro son muy estrechos, por lo que cualquier otro comerciante serio tendrá unos precios muy semejantes.  

 

Conclusión y ejemplos 

 

En definitiva, y como conclusión, yo recomendaría que el inversor que construya una Cartera Permanente guarde aproximadamente la mitad de su porcentaje dedicado al oro en oro físico, a poder ser en monedas de una onza. Una buena forma de motivarse a ello es coleccionar alguna o algunas de las onzas que más le gusten a ese inversor dentro de las más conocidas internacionalmente.  

 

Por ejemplo, un inversor que dedique 1.000 euros al mes a su Cartera Permanente tendrá que comprar anualmente 3.000 euros en oro. Por lo tanto, es razonable que seleccione una de las monedas bullion de una onza (v.gr., el canguro, que es mi favorita) y la adquiera todos los años. Así, el hecho de «coleccionar» anualmente esas monedas le motivará a adquirir un ejemplar todos los años. 

 

Igualmente, quien dedique 500 euros al mes a su Cartera Permanente podrá comprar una onza cada dos años. Eso es preferible a comprar media onza al año por los motivos antes expuestos. Ese inversor en los años pares usará el dinero dedicado al oro para comprar ETF y en los años impares para comprar una onza. 

 

Quien dedique 2.000 euros al mes a su Cartera Permanente podrá coleccionar dos series en lugar de una. Pero yo haría otra cosa: coleccionar una serie que me guste (ya digo que la de los canguros es mi preferida, pero podría ser cualquier otra) e ir comprando año a año monedas de otras series, de forma que tenga una representación de todas. 

 

Foto de Lisa en Pexels 

 

 

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