Escuela austríaca
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Con deudas y a lo loco

Una visión en torno al control de los tipos de interés

Si usted, que lleva viendo como Bolt gana los 100m lisos año tras año, recibiera el mismo premio que él por quedar el último, ¿lo intentaría?

Los bancos centrales son ese reducto de mano visible que interviene en los mercados mundiales en nombre de los Gobiernos, en llano: hacen subir y bajar los tipos de interés de forma arbitraria sin que el ‘precio’ sea formado por el resto de los individuos. Ello se ha convertido a principios del año 2018 en una de las principales preocupaciones para los inversores. Llevamos ya 10 años atendiendo a un hito histórico en lo que a crecimiento de proyectos empresariales se refiere. Y ahora la pregunta es, ¿serán todos válidos per sé o habrán tenido un viento de cola artificial? En este artículo lo que se pretende es relativizar la situación de pánico que se ha vivido a comienzos del 2018 en las bolsas ante una inminente subida de los tipos de interés por parte de la FED, homólogo del Banco Central Europeo (BCE).

Se calcula que Usain Bolt gana medio millón de euros por cada segundo que disputa en una carrera. ¿Por qué? Muy sencillo, porque es el mejor. Compitiendo en pista contra otros 7 individuos que le hacen frente decentemente, él arrasa. Ahora supongamos que el Comité Olímpico Internacional (COI) admite a todo amateur para participar en una carrera contra Bolt en los próximos JJOO en 4 años, además el Organismo Supremo hace unas declaraciones tachadas de locura por un frente y que otros celebran: “El premio será el mismo tanto para Bolt por quedar primero, como para el resto de participantes independientemente de su posición final”.

A la preinscripción se presentan, por supuesto, más de 2 millones de personas (por decir una cifra). Todos ilusionados durante los 4 años se esfuerzan poco por entrenar, ya que tienen asegurado el premio, sin embargo, comienzan a llevar una vida acorde a la vista de ganar unos cuantos millones en 4 años. El reclamo ha sido muy exitoso, y el Comité ha hecho algo por recuperar la repercusión mediática de la prueba reina de las olimpiadas. Después de 4 años, tenemos más de dos millones de runners que salen los martes y jueves por el Retiro con, en teoría, las mismas posibilidades de triunfar económicamente que Bolt.

Supongo que el lector habrá adivinado el final de la historia. El COI, justo antes de la carrera, da marcha atrás a su propuesta de igualar el premio para los 2 millones de personas. Los runners del Retiro ven como, tras correr la carrera y por no entrenar lo suficiente, no consiguen igualar la marca de Bolt, y se ven relegados fuera del mundo de la alta competición. A todo esto, Bolt y por supuesto sus competidores más cercanos como Gay o Blake, que siguieron entrenando y trabajando día a día por seguir en sus marcas, y más importante no se vieron tentados por la promesa incumplible del COI, siguen en sus puestos.

Disculpe el lector la licencia que me he tomado, puesto que no soy doctor en economía sino un simple estudiante en prácticas en el campo de las finanzas. En el símil anterior, solo queda sustituir: COI por FED o BCE; Bolt, Gay o Blake por empresas de calidad; y los 2M de runners del Retiro, sin querer ofender a nadie, por el SP500.

Materializando un poco más el asunto, he escrito este artículo continuando el de P. Yusta. Viene especialmente al caso, observando el porvenir de las bolsas en este 2018, el tener una visión realista que explique desde la proposición lógica estos hechos. En la última década hemos contemplado unos tipos de interés tan ridículamente bajos que han permitido endeudarse a todos esos emprendedores que han decidido llevar a cabo alguna idea de negocio. Como pasa en las olimpiadas, en los negocios solo ganan los mejores. No solo los que más entrenan, sino los que además ponen en valor la buena gestión y la visión a largo plazo, contemplando los momentos del ciclo con tipos de interés superiores, y que por ello no se apalancan en exceso, sino que se centran en generar caja a largo plazo. En el lado opuesto, tenemos a otros emprendedores que sobreapalancan proyectos que no son tan buenos generando caja y que, con tipos bajos pueden competir, pero cuando los tipos aumentan como es inminente, se verán relegados fuera del mundo de los buenos negocios.

Se ve el símil, ¿no? Hasta ahora he hablado de tipos altos y bajos, pero en el ejemplo de las olimpiadas hablaba del COI admitiendo a todos los corredores. En el mundo real son los Gobiernos bien el de la UE o el de EEUU, los que hacen este rol. Son ellos, los que a través de los bancos centrales BCE y FED respectivamente, controlan los tipos de interés. Cuando los bajan, incitan a nuevos emprendedores a apalancar sus proyectos, generando artificialmente una señal de que pueden prosperar en el mundo de los negocios. Como cuando el COI permitía a todo el mundo correr contra Bolt además de darles la falsa expectativa de un gran premio. El resultado, es desfavorable para todos. Por un lado 2 millones de empresas/corredores castigadas, y por el otro incluso los buenos negocios, como lo era Bolt en el ejemplo, ven perjudicada su performance estando sujetos a los deseos de los bancos centrales o el COI, respectivamente.

Respondiendo a la pregunta del primer párrafo, un inversor racional seguirá buscando valor junto a grandes gestores alineados con los intereses de sus partícipes por la mañana, mientras que por la tarde se quedará en casa viendo a Bolt. El inversor irracional, se apuntará a la carrera.

Este es mi breve resumen de la situación en torno al control de los tipos de interés. El futuro es imprevisible. La lógica nos dice que al igual que los runners del Retiro, las empresas con proyectos incapaces de generar buenos rendimientos, y que además tienen un pilar fundamental en los tipos bajos, volverán al lugar donde les corresponde.

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