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El mercado y el sistema de precios libre

El sistema de precios libre es el núcleo del modelo económico liberal y cómo este garantiza una eficiente asignación de recursos si se le permite operar en libertad.

En repetidas ocasiones, cuando hablamos con algunas personas no especialmente familiarizadas con la teoría económica o política liberal y mencionamos la palabra «mercado», a muchos les viene automáticamente a la cabeza la imagen de un ente superior que todo lo controla y que muchas veces atenta contra los intereses de «la gente». Nada más lejos de la realidad. Lo hemos vivido recientemente con el aumento de precio de algunos productos sanitarios provocado por la mayor demanda que ha ocasionado el temor al coronavirus. Lo más curioso es que las críticas de algunos a lo que ellos consideran «el mercado» no provenían solamente de un lado del espectro político, sino de ambos extremos, lo que muestra una profunda falta de entendimiento de los mecanismos de mercado y del sistema de precios libre. A través de este artículo trataré de explicar por qué el sistema de precios libre es el núcleo del modelo económico liberal y cómo este garantiza una eficiente asignación de recursos si se le permite operar en libertad.

En primer lugar, debemos preguntarnos qué es el sistema de precios y cómo funciona. El sistema de precios se caracteriza por ser un mecanismo que ofrece información a los agentes económicos acerca de la abundancia relativa de los bienes y servicios ofertados en el mercado, para que sean los propios agentes económicos los que, ejerciendo su libertad, decidan o no relacionarse y completar una transacción. Es decir, el sistema de precios, a través de la información que aporta, permite ajustar los niveles de oferta y demanda en relación con las condiciones momentáneas del mercado. Los precios tienen una gran utilidad a la hora de garantizar una asignación eficiente de recursos en el mercado. Por ejemplo, si ante una crisis como la del coronavirus la demanda de mascarillas en España se dispara por la histeria colectiva y el volumen de oferta presenta una menor elasticidad que la demanda (es decir, aumenta a un ritmo más lento ante cambios en las condiciones del mercado, principalmente precios), esto causará un rápido aumento de su precio, indicando una escasez relativa de oferta e incentivando a los oferentes a incrementar la producción de mascarillas, lo que causará una nueva reducción del precio que satisfará los niveles de demanda previos. En multitud de otros casos en los que cae la demanda por un determinado bien o servicio, esto causa que el sistema actúe reduciendo el precio del producto, incentivando así una mayor demanda y formando un nuevo equilibrio de mercado. El mercado es un ente extremadamente dinámico, y es precisamente esto lo que garantiza una asignación eficiente de recursos y un correcto funcionamiento de la economía.

Sería tremendamente imprudente escribir un artículo acerca del sistema de precios y cómo estos transmiten información sin citar a F.A. von Hayek. Uno de los artículos académicos más conocidos de Hayek se titula «The Use Of Knowlege In Society», publicado en el American Economic Review en 1945. El paper de Hayek contribuyó a generar una gran disrupción en el debate académico del momento sobre el modelo de equilibrio general, proveniente originalmente de las teorías de Leon Walras y, tras él, desarrollado por la Escuela de Cambridge, concretamente Alfred Marshall (Modelo de Equilibrio Parcial) y John Hicks, que procedió a la matematización avanzada del modelo y el diseño del modelo IS-LM, también denominado Modelo Hicks-Hansen (elaborado junto con Alvin Hansen).

Pues bien, Hayek llegó para modificar y mejorar todos los marcos teóricos elaborados hasta el momento en torno al mercado y el funcionamiento del sistema de precios. En el paper anteriormente mencionado, Hayek afirma que el principal problema de la Economía no es la escasez de recursos inicialmente dados, sino el correcto uso del conocimiento, que es muy limitado y se encuentra muy disperso entre la sociedad. Según Hayek, el equilibrio general estático es imposible de alcanzar, pues ello precisaría un conocimiento perfecto y centralizado acerca de la realidad.

El hecho de que el conocimiento no sea perfecto, y además se encuentre absolutamente disperso entre todos los participes del mercado, hace que la planificación central sea imposible, como explica a la perfección Ludwig Von Mises en su libro Socialismo y en el artículo «Economic Calculation In the Socialist Commonwealth». Cada «porción» de información se basa en unas condiciones específicas de tiempo y lugar, no extrapolables, y, por lo tanto, no replicables por el planificador central, siendo el sistema de precios libre el único mecanismo capaz de aunar dicha información y conducir a una asignación eficiente de recursos, constantemente cambiante y dinámica, como el propio mercado. Según Mises, la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo proviene de que, en un sistema de libre mercado, los agentes económicos (consumidores y oferentes), planifican sus acciones haciendo uso de su conocimiento particular y parcial sobre la realidad, algo que no resulta plausible en un sistema de planificación centralizada.

Cabe resaltar un extracto esencial del artículo anteriormente mencionado de Hayek, acerca de la división del conocimiento y la interacción de los diferentes agentes económicos en el mercado: «En el lenguaje común, con el término “planificación” describimos el entramado de decisiones relacionadas entre sí que afectan a la distribución de los recursos disponibles. […] Para cualquier teoría que intente explicar el proceso económico, el problema crucial lo constituyen las diferentes formas en que se comunica a los individuos el conocimiento sobre el que basan sus planes; y saber cómo utilizar de la mejor manera posible unos conocimientos tan dispersos inicialmente constituye, sin duda, uno de los principales problemas de la política económica —o del diseño de un sistema económico eficiciente. […] No se discute si la planificación debe o no realizarse, sino si ha de hacerse centralizadamente para todo el sistema económico a través de una única autoridad o si debe dividirse entre una pluralidad de individuos. En el sentido específico en que el término se utiliza en el debate actual, por planificación se entiende necesariamente planificación centralizada, es decir, dirección de la totalidad del sistema económico de acuerdo con un plan unificado.

[…] No podemos esperar que este problema se solucione comunicando todo ese conocimiento a un establecimiento central que lo integre antes de emitir sus órdenes. Debemos resolverlo a través de alguna forma de descentralización, aunque de esta forma sólo alcancemos una solución parcial. […] El sistema de precios no es sino una de esas formaciones que el hombre ha aprendido a usar (aunque está todavía muy lejos de hacerlo de la mejor forma) después de haber tropezado con ella sin comprenderla. A través de ella ha sido posible no sólo una división del trabajo, sino también un uso coordinado de los recursos basado en un conocimiento igualmente segmentado».

A través de estos extractos procedentes del paper de Hayek, se observa que Hayek no niega la necesidad de que se planifiquen las decisiones económicas, sino que discute en qué ámbito y de qué manera han de tomarse dichas decisiones de planificación, es decir, si las decisiones acerca de sus acciones han de ser tomadas por el individuo en base a la «porción» de información sobre el mundo real de la cual dispone o si, por el contrario, dichas decisiones han de ser tomadas de manera centralizada por un organismo planificador. El liberalismo empodera al individuo y siempre se centrará en maximizar sus cotas de libertad, por lo que apoyará que el mayor número de decisiones posibles sean tomadas a nivel individual, conduciendo a múltiples interacciones entre agentes económicos, y consecuentemente encontrándose en un cierto equilibrio (nunca estático) a través del proceso que Hayek denominaría «orden espontáneo». Es decir, llevaría al ordenamiento de la sociedad de manera espontánea, a través de la interacción y cooperación de los individuos, sin necesidad de interferencia de un ente estatal planificador.

Podemos concluir que hoy en día, y ante las recientes oleadas de populismo anticapitalista que nacen de un incorrecto entendimiento e incomprensión del funcionamiento de los mecanismos de mercado (como el sistema de precios libre), es necesario volver a leer a Hayek para comprender por qué la fragmentación del conocimiento en la sociedad y la función de transmisión de información que ejercen los precios son esenciales para comprender mínimamente el funcionamiento de la economía de mercado.

Photo by Pavel Nekoranec on Unsplash

 

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