Este texto no pretende ser ningún análisis concienzudo ni analizar el legado comunista ni juzgar a nadie. Tampoco pretende pintar de rosa una región con todavía muchos problemas que solucionar. Solamente aspira a ser una llamada de atención sobre algo que es un hecho: muchos países al Este del telón de acero lo están haciendo realmente bien y acercándose al Oeste.
Cuando uno piensa en Europa del Este, se imagina casas viejas, tal vez «gopnik» rusos, quizá oligarcas en yate y posiblemente un par de modelos. Pero más allá de estas ideas perfectamente justificadas y realistas, hay algo más. Muchas cosas han cambiado desde la caída de la URSS y el comunismo. Hay claras divergencias entre los países porque suponen un bloque muy grande, pero en general muchos han vivido un periodo de convergencia con los vecinos occidentales. Muchos no han recuperado los máximos de la burbuja 2007 mientras los otros crecían. ¿Qué están haciendo en esta desconocida zona?
Empecemos con unos datos de referencia. España tiene un PIB per cápita ajustado por paridad de poder adquisitivo de 41.500 $, Italia 43.700 $ y Portugal 36.000 $. Del otro lado vemos República checa (43.000 $), Eslovenia (40.800 $), Polonia (36.000 $), Estonia y Lituania (ambos sobre 40.000 $). Al coger otro tipo de ranking como el Índice de Desarrollo Humano, que mide otros factores como educación y salud, veríamos a los primeros países mencionados en los puestos 27, 30 y 38, y a los segundos en los puestos 32, 23, 34 y 31, respectivamente.
En el ranking de Libertad Económica realizado por la Fundación Heritage (think tank estadounidense) Estonia figura en el cuarto puesto más alto de Europa; República checa en el 14; Bulgaria en el 20 y Polonia en el 25, a la vez que España e Italia en el 26 y el 33. En cuanto a deuda soberana, Bulgaria apenas tiene un 25 % sobre PIB, República Checa un 40 %, Polonia un 53 % contra datos aterradores por encima del 100 % como los de Francia o Grecia…. Los fríos números ya nos dicen que tratar este tema no es nada disparatado.
Pasada la pandemia de COVID-19, un hecho relevante ha sido mostrar una mayor movilidad del factor trabajo y del capital. Cada vez los trabajadores están menos apegados a una oficina y muchos freelancers pueden trabajar desde cualquier lugar. 2020 también demostró la importancia de las cadenas de suministro (supply chain) y muchas empresas se replantearon cómo organizar el suministro y transporte. Según encuestas recientes, una gran proporción de compañías se están planteando mover parte de la producción asiática a centros más cercanos al consumidor o de vuelta a los países base; en el caso de EE.UU., a México, y en Europa, a zonas de Europa central, estando Polonia y República Checa entre los destinos más probables.
Recientemente los gigantes del automóvil alemán han anunciado aperturas de nuevas plantas en Hungría (más de 50.000 empleos y casi el 3 % del PIB nacional). Rheinmetall también abrirá una planta de ingeniería en Eslovaquia y varias otras compañías están construyendo almacenes y redes logísticas en Cracovia y todo el sur de Polonia.
Pero no solo hablamos de temas industriales. En el campo tecnológico esta región también está avanzando en la dirección adecuada. Cada vez más empresas big tech abren oficinas para ayudar con el desarrollo a las matrices. A veinte minutos de mi domicilio, a las afueras de Sofia, hay una oficina de Creative Assembly con más de 150 personas. Conocí a uno de los productores búlgaros (que habla español) y me contó cómo hicieron partes de algún Total War que he jugado. La segunda mayor oficina a nivel mundial de Ubisoft está en Bucarest (Rumanía). Atlassian busca ingenieros para trabajar en Gdansk (Polonia). En el mejor edificio de Sofia puso FlatexDegiro la única oficina fuera de Holanda y Alemania. Buscando material para esta entrada me topé con la consultora Kearney, que elabora un ranking, el Global Services Location Index, con los mejores lugares para instalar oficinas de servicios. Por detrás de los esperados India, EE.UU., China, Vietnam…. vemos a Estonia en el puesto 12, Polonia 14 y Bulgaria en el 17.
Millenium Center de Sofía
El Cooperative Cyber Defence Centre of Excellence de la OTAN y otros organismos de ciberseguridad de la Unión Europea se encuentran en Tallin (Estonia). Y ya que hablamos de este pequeño lugar, está tan avanzado en tema tecnológico que es el país de la UE con más startups por habitante y ha dado ya gigantes como Skype o Wise. Cuentan con 10 unicornios (startups con valoración superior a mil millones de dólares) para una población de 1,3M de personas. Fueron pioneros en digitalizar toda la Administración y por ley no tienen derecho a pedirle al ciudadano el mismo dato dos veces, ya que deben estar almacenados siguiendo el principio once-only. Hace unos años comenzaron el programa de residencia virtual para que cualquier persona pudiera montar una empresa en Estonia sin tener siquiera que pisar el país; ya lo han hecho más de 100.000 personas. Además, Estonia ha cambiado su ley tributaria, por lo que ninguna empresa tributa impuesto de sociedades hasta que retira dinero de la empresa en forma de dividendos, fomentando de esa manera la reinversión. En el evento London Tech Week, para demostrar los cambios que aplicaron un austriaco creó su empresa en 15 minutos y 33 segundos.
Termino con algo más subjetivo y personal, pues desde que vine a Bulgaria he tenido muchas conversaciones con búlgaros. Este país, para el que no lo sepa, vivió una pérdida de población masiva: más del 22 % en apenas 20 años. De hecho, hay grandes grupos de búlgaros en zonas de España como Mallorca, y la mayor comunidad del mundo está en Chicago, donde el estado de Illinois declaró el búlgaro lengua oficial.
Recientemente la cosa se ha invertido (sobre todo después del COVID, por lo que comentaba antes sobre la «nueva movilidad») y hay una gran cantidad de españoles viniendo a Sofia. Su cara de sorpresa es mayúscula y se preguntan qué hacemos aquí. Eso es algo universal que todos nos preguntan. El rostro todavía es más divertido cuando se les dicen datos como el paro juvenil o que tengo amigos recién graduados a los que les ofrecían sueldos poco superiores a lo que cobran en Sofia en ciudades como Málaga. Otra anécdota que me hizo mucha gracia: una chica mencionaba cómo una amiga no había encontrado trabajo todavía tras graduarse; se sentía mal y desesperada tras… dos meses. En España el tiempo medio es superior a 9 meses.
Como decía al principio, no quiero pintar la cosa de rosa, aunque sí creo que merece la pena llamar la atención sobre una región olvidada durante 20 años pero que está regresando y creciendo, mientras otras se quedan atascadas discutiendo minucias de patio de colegio.
Algunas referencias:
Récord de tiempo creando un startup Estonia
Sobre la recolocación de fábricas asiáticas
Más empresas alemanas invirtiendo fuera
El estudio de Kearney sobre dónde situar una oficina
Foto de Lara Jameson