Descripción
En estas cartas se habla de lo que se debe hablar: algo de cómo es este mundo y cómo funciona esto que llamamos vida.
En ellas encontramos a José Requejo en el año 1967 formando parte de la inúmera horda de hispanófobos y convecinos, bastante estable en sí misma, aunque trashumante en la mayoría de sus miembros, que había venido a ser componente de la respirable y consoladora población del Quartier Latin.
Había renunciado al periodismo sin reservas, y allá en su buhardilla de al pie de San Suplicio pasaba elucubrando las horas que le permitían el frío o los amigos o sus propias desazones, y por lo demás, yendo a oír a salto de mata las disertaciones de algún sabio, hurgando en las bibliotecas o despotricando en el café cada vez que se le terciaba.