Pese a ser un personaje muy conocido en la vida, al oficinista apenas se le han dedicado comentarios escritos. Un oficinista es formal, tanto en su indumentaria como en su estilo de vida; se permite muy pocos excesos; por lo general no es de temperamento fogoso; por el contrario, pose laboriosidad, tacto, capacidad de adaptación y un sinfín de cualidades.
Estos textos sobre empleados de Robert Walser arrojan una luz esclarecedora sobre la disciplina y la racionalización en el mundo moderno del trabajo. La oficina aparece aquí como la encarnación de una vida determinada por fuerzas ajenas, pero al mismo tiempo constituye el lugar en el que brotan las fantasías y los sueños del hombre para adueñarse de la realidad.
Esta obra es una literaturización del hombre sencillo que toma consciencia de su posición y de su empleo. Los héroes de oficina de Walser sueñan al mismo tiempo con no ser nada y serlo todo.