Con este libro, los autores pretenden poner a nuestro alcance las mejores ideas de los mejores inversores, esclareciendo los conceptos esenciales que el inversor particular necesita conocer antes de actuar. Benjamin Graham, Warren Buffett, Peter Lynch, Philip Fisher… el inversor de hoy tiene la suerte de contar con los conocimientos y experiencias adquiridos por estos y otros grandes inversores a lo largo de los años para utilizarlos a su favor. Poder leer sus ideas y aprender de ellos supone un privilegio que no se valora lo suficiente. Cada vez que uno de estos grandes inversores da una charla, redacta una carta a sus partícipes o escribe un libro, pone a disposición de todos una información que no tiene precio.
Lo que hace a un inversor inteligente es su comprensión global de la realidad y su carácter, que ha de ser: paciente, constante, independiente, curioso y templado. El inversor se distingue del especulador cuando analiza profundamente un negocio antes de comprar una acción y cuando asume que debe pasar un tiempo hasta que maduren los frutos de su inversión. Un proverbio persa dice que “la paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces”.
Ocurre que el mejor momento para comprar una empresa suele ser cuando el resto del mercado la ignora o, mejor todavía, la desprecia, y eso no puede hacerse sin un ánimo sereno y unas convicciones fuertes. No obstante, no es necesario tener un don para ser inversor value; basta con crear los hábitos correctos: estudiar a los mejores inversores, tomar lo mejor de cada uno de ellos y desarrollar un criterio propio y flexible sostenido en la templanza emocional, la experiencia atenta y la reflexión.
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