El
mercado de valores es un lugar donde con frecuencia se venden negocios a mitad
de precio. Comprar una acción de una empresa es ser propietario de una parte de
ese negocio. El accionista tiene derecho a una parte de los futuros beneficios
de ese negocio. Calcular el valor de una empresa significa estimar cuánto
dinero ganará en el futuro. Las ganancias de compartir los beneficios deben
proporcionarle al accionista más dinero del que recibiría colocando la misma
cantidad en bonos.
Greenblatt
sostiene que si somos constantes comprando buenas empresas las que
proporcionan un alto retorno sobre el capital- y comprando estas empresas sólo
a precios baratos, podemos terminar comprando sistemáticamente muchas de las
empresas que el loco Mr Market ha decidido regalar. La fórmula es sencilla. Se
hace una lista de las mayores empresas cotizadas en un mercado concreto. Se
ordenan por retorno sobre el capital, o roce. Y se ordenan en una segunda lista
según su per. Después se suman y combinan las posiciones en ambas listas,
determinando las empresas que tienen una mejor combinación de ambos factores.
Esta fórmula, sostiene Greenblatt, funciona, ha sido probada en el tiempo y sus
resultados son notables. Pero ese historial ayuda únicamente cuando entendemos
por qué es bueno. Y en este caso, es bueno porque sus principios son lógicos,
sensatos, y atemporales: la fórmula nos ayuda sistemáticamente a encontrar
empresas por-encima-de-la-media (con alto retorno del capital y ventajas
competitivas) que podemos comprar a precios-por-debajo-de-la-media.
¿Por
qué, si esto es así, no la aplica todo el mundo? Porque puede no funcionar
durante los primeros años de tres a cinco-, y la mayoría de la gente,
simplemente, no esperará ese tiempo. Su horizonte de inversión es demasiado
corto. Si una estrategia funciona a largo plazo, la mayoría de las personas no
esperarán. Tras uno o dos años de un comportamiento peor que la media del
mercado, la mayoría de las personas busca una nueva estrategia, y se pierde lo
mejor. Si una estrategia de inversión tiene auténtico sentido, cuanto más largo
horizonte mantengamos, más posibilidades de éxito tendremos. Los horizontes de
cinco, diez y hasta veinte años son los ideales. Pero simplemente mantener un
horizonte de tres a cinco años para nuestras inversiones debería darnos una
gran ventaja sobre la mayoría de los inversores. Y ése es también es el plazo
mínimo para cualquier comparación rigurosa de riesgos y resultados entre
estrategias de inversión alternativas.