¿Cómo es posible que Charlie Munger, que estudió para ser abogado y meteorólogo, y no cursó en su vida universitaria ni una sola materia relacionada con la economía, se haya convertido en uno de los mayores genios de la inversión de la historia? Ahí reside el misterio al que trata de aproximarse este valioso libro.
Cuando se encontraron, Charlie Munger le dio a Warren Buffett un plan de trabajo claro y sencillo: olvídate de todo lo que sabes sobre comprar empresas correctas a precios maravillosos, y dedícate a comprar empresas maravillosas a precios correctos.
En el mundo de Munger, paciencia significa pasarse media vida conservando una gran cantidad de efectivo, a la espera de que el precio de las acciones de una buena empresa reciba una paliza tremenda y se venga abajo. Como ha reconocido muchas veces, no ha sido su inteligencia lo que le ha hecho acertar al invertir, sino su temperamento. O quizá el secreto sólo consista en pararse una y otra vez a pensar: “Si he tenido algún éxito en la vida”, confesó Munger al cumplir noventa años, “ha llegado porque he insistido en pensar detenidamente las cosas”.