Mark Spitznagel, un inversor de gran éxito, baja en este libro a la escuela austriaca desde su torre de marfil hasta la cartera de inversión, demostrando que sus principios de capital, rotonda de producción y libre mercado pueden y deben aplicarse a la inversión empresarial.
El capital constituye una acción, un medio para un fin –para avanzar, para construir, para desplegar las herramientas de una economía en progreso-. De hecho, el capital es un proceso, o bien un método o camino, lo que los antiguos chinos llamaban el tao. Siguiendo El tao del capital, construiremos nuevos hábitos de conciencia relativos a los mecanismos de capital y de la inversión capitalista –los medios y la metodología del proceso del mercado mismo-. Y al dotarnos con estos mecanismos, encontramos una disciplina intelectual y práctica a la que llamaremos inversión austriaca, que no persigue directamente los beneficios, sino más bien los métodos de rotonda de los beneficios.
Según el Laozi, el mejor camino para cualquier cosa transcurre por su opuesto: uno gana perdiendo y pierde ganando; la victoria no proviene de librar la única batalla decisiva, sino del enfoque indirecto de esperar y prepararse ahora para obtener una mayor ventaja más tarde. El punto central del enfoque de este libro es que debemos estar dispuestos a adoptar la ruta indirecta para lograr nuestras metas.