Charles D. Ellis nos ofrece en este libro constantes consejos para afrontar la inversión a largo plazo conociéndonos a nosotros mismos y comprendiendo nuestras alternativas.
En la inversión, resulta beneficiosa la perseverancia con calma y paciencia, una perspectiva a largo plazo, y constancia y fidelidad a los objetivos. Por eso la regla fundamental en la inversión es: conócete a ti mismo. En el corto plazo, el mercado de valores es fascinante y muy engañoso. Emocionalmente inestable, el Sr. Mercado a veces se siente eufórico y no ve más que los factores favorables que afectan a una empresa; en otras ocasiones se siente tan deprimido que sólo es capaz de percibir futuros problemas. El Sr. Mercado es un hombre tan malicioso como cautivador. Mientras tanto, el Sr. Valor, un hombre impasible y muy coherente, nunca muestra ningún tipo de emoción, y rara vez las estimula. Vive en el severo e inflexible mundo real. Trabaja todo el día y toda la noche inventando, produciendo y distribuyendo bienes y servicios. A largo plazo, el Sr. Valor siempre prevalece. Con el paso del tiempo, los arrebatos del Sr. Mercado quedan en nada. El tiempo es, pues, la palanca de Arquímedes de la inversión. Y por ese motivo, la mejor respuesta del inversor a la inseguridad del mercado a corto plazo consiste en desentenderse de las fluctuaciones intermedias y ser un inversor a largo plazo. En la medida en que sepa que sus inversiones se van a conservar a muy largo plazo, de manera automática estará asegurado contra la incertidumbre de las fluctuaciones, porque mientras mantenga la inversión, las fluctuaciones de precio del Sr. Mercado no le importarán. Cualquiera que haya observado cómo trabajan los inversores mejor dotados, reconocerá el arte, sutil, intuitivo, complejo y normalmente inexplicable, que subyace en la selección de acciones de empresas. Por esta razón, en el caso de que el inversor particular, en vez de utilizar fondos indexados, desee elegir a un gestor activo, deberá dedicar tiempo a comprender con claridad de qué modo va a diferenciar sus carteras de los índices; en qué horizonte temporal va a ejecutar su estrategia; y, lo más importante, por qué motivos confía en que va a conseguir unos resultados mejores que los índices con esa estrategia.
En este libro, de estructura sencilla y lenguaje claro, se nos ofrecen, al fin, unas pautas de comportamiento concretas y básicas de gran utilidad para el inversor particular.
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