Este libro narra la larga historia de nuestra relación con el trabajo. ¿Por qué ahora le concedemos al trabajo mucha más importancia de la que le daban nuestros antepasados cazadores y recolectores? ¿Por qué, en una época de abundancia sin precedentes, seguimos tan preocupados por la escasez?
Durante el 95% de la historia de nuestra especie, el trabajo no ocupó el lugar sagrado que tiene ahora en la vida de las personas. Los cazadores-recolectores tenían mucho más tiempo libre que nosotros principalmente porque no estaban abrumados por una gran cantidad de deseos inducidos, agobiantes y artificiales más allá de nuestras necesidades físicas inmediatas.
Una nueva forma de escasez ha nacido en las ciudades. Se trata de una escasez que se articula en el lenguaje de la aspiración, la envidia y el deseo. Y aunque el trabajo nos proporciona una sensación de comunidad y pertenencia, esta clase de escasez relativa es a menudo el estímulo para trabajar más horas de las necesarias, subir por la escala social y tener las mismas cosas que nuestros vecinos y amigos. Por este motivo, en las economías urbanas e industrializadas, para muchas personas el límite entre la vida profesional y privada ha desaparecido.