Ni es estrictamente premio Nobel, al no estar la Economía entre las categorías establecidas inicialmente por Alfred Nobel, ni es que en Suecia se hayan vuelto locos, aunque el título pueda sugerirlo. El premio (creado por el Banco Central de Suecia) lo concede realmente la Real Academia de Ciencias de Suecia, aunque de manera general es considerado el equivalente al Nobel.
El ganador de 2017 ha sido Richar Thaler, uno de los fundadores de la denominada Economía Conductual (Behavioral Economics). Profesor de la Universidad de Chicago y de alguna manera, excepción dentro de esta Escuela (defensora a ultranza de la teoría eficiente de los mercados). Es autor de dos de los libros recogidos en nuestra sección de Libros Recomendados, Nudge y Misbehaving: The Making of Behavioral Economics.
De Nudge hicimos una breve reseña en un post sobre libros diferentes para este pasado verano.
Un clásico del estudio del comportamiento humano. Nos sorprenderá y a la vez nos ayudará a entender cómo decisiones acerca de nuestra salud, finanzas, seguros, que en teoría tomamos de manera independiente, vienen condicionadas por cómo se nos presentan. Nos ayudará a tomar mejores decisiones y a comprender cómo se implementan algunas políticas públicas que afectan directamente a nuestras vidas diarias.
En sus libros y trabajos estudió varios sesgos de los que hablamos en nuestro artículo Inversores Irracionales, el de confirmación, el de retrospectiva, entre otros, y profundizó en la Prospect Theory de Tversky y Kanheman, y sus derivadas, como la aversión al riesgo o cómo respondemos o tomamos decisiones en función de cómo se nos presenten las diferentes opciones (framing).
Los que le conocen resaltan su carácter amigable y jocoso. Una muestra de ello es su cameo junto a la actriz Selena Gómez en la película The Big Short:
Fuente: The Big Short – Paramount Pictures
¿Y por qué es importante este premio? Los economistas se jactan de que la economía es una ciencia y que son capaces de modelar todos los movimientos e interacciones entre los actores económicos, incluidos los consumidores. Pues bien, y este es nuestro punto de vista, la realidad, nuestra realidad, es que los economistas son capaces de explicar el pasado, nunca de prever la siguiente crisis (y a las dos últimas nos remitimos). Y una de las principales causas es que parten de una hipótesis que es errónea, y ésta es que el ser humano, el homo economicus, tiene un comportamiento racional. Simplificar el comportamiento humano de esa forma inhabilita filigranas matemáticas, econométricas, posteriores.
Ya en 2002 el premio recayó en Daniel Kahneman (Thinking Fast and Slow y protagonista del libro The Undoing Project junto a Amos Tversky), iniciando una nueva línea en estos premios.
Algunos conocidos economistas han celebrado este hecho y consideran que la relevancia que está adquiriendo la Economía Conductual es lo mejor que le ha pasado el campo de la Economía en generaciones:
En el terreno de las inversiones, confirmar que el ser humano es en cierta manera irracional, apoya la debilidad de la teoría eficiente de los mercados, que es una teoría que hay que matizar y tener en cuenta, pero no enseñar como principio inamovible.
Preguntado por cómo piensa gastarse el importe del premio, su respuesta fue que planea gastarlo de “la manera más irracional posible”. ¿De qué otra manera si no?
El comité que le ha otorgado el premio resaltó que “ha hecho a la economía más humana“. ¡Por fin, ya era hora!
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