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Inversión en oro: el gran desconocido

Invertir nuestros ahorros de la mejor manera posible es una labor que requiere, básicamente, aplicar el sentido común o, como decían nuestras abuelas, no poner todos los huevos en la misma cesta.

Invertir nuestros ahorros de la mejor manera posible es una labor que requiere, básicamente, aplicar el sentido común o, como decían nuestras abuelas, no poner todos los huevos en la misma cesta. Una máxima que, ni mucho menos, siguen todos los ahorradores. En muchos casos, estos tienden a concentrar su patrimonio. Lo más habitual es invertir en títulos o fondos de renta variable, renta fija e inmuebles. Activos muy correlacionados entre sí, como ya vimos en la última gran crisis económica. Si algo nos ha enseñado esta experiencia es que necesitamos incorporar una inversión en nuestro patrimonio que nos proporcione un comportamiento descorrelacionado del resto de nuestras inversiones, que nos permita preservar valor en el tiempo y, a la vez, disponer de una elevada liquidez, independientemente del momento en el que la necesitemos.

Por otro lado, con nuestros ahorros, todos aspiramos a mantener nuestro poder adquisitivo en el futuro, más cuando la previsión de cara a nuestra jubilación no es nada esperanzadora y cada vez tenemos más responsabilidad en el ahorro que hayamos acumulado cuando lleguemos al retiro. Debemos intentar, cuando menos, preservar, si no incrementar, el valor de nuestras inversiones y, por consiguiente, el de nuestro patrimonio.

Uno de los grandes enemigos con los que nos encontraremos en el camino será la inflación o constante pérdida de nuestro poder adquisitivo real. Periódicamente, el Gobierno nos ofrece los datos del IPC, pero la realidad es que dista mucho del incremento real que pagamos en nuestro día a día. Una forma de luchar contra la constante pérdida de poder adquisitivo es mediante la inversión en activos reales, como el oro físico, que nos ayude a preservar y revalorizar nuestro patrimonio.

Uno de los elementos que podemos incorporar en la diversificación de nuestras inversiones en activos reales es el oro físico. Este, además de ayudarnos a preservar el valor o poder adquisitivo en el tiempo, nos permitirá disponer de un activo que ha demostrado descorrelación con las habituales inversiones de renta variable, fija e inmobiliario. Pero no solo la descorrelación es el aspecto que tenemos que tener presente, la enorme liquidez que nos proporcionan las inversiones en oro siempre supondrá que estas sean un seguro para el devenir del resto de nuestras inversiones. Es la alternativa a un depósito a largo plazo en cualquier divisa y, además, con disponibilidad absoluta.

A lo que se añade el hecho de que la compra de oro físico de inversión está exenta de IVA y en el IRPF, una vez vendida nuestra inversión, se incorporaría en el apartado de ganancias y pérdidas patrimoniales en la base del ahorro. Exactamente igual que cuando vendemos una acción.

Uno de los aspectos más interesante de realizar una inversión en oro físico es que tomamos posesión de nuestra inversión. Entre otras cosas, la podemos tocar, transportar, tenemos el objeto, así como su valor intrínseco. El dinero puede llegar a valer cero, pero el oro siempre tendrá un valor. Mediante productos financieros también existe la posibilidad de invertir en el devenir del precio del oro, pero eso no implicaría posesión del metal y, por consiguiente, nuestra inversión estará supeditada al devenir del emisor. En este caso, asumiremos, entre otros, un riesgo de crédito, así como el peligro de invertir en productos apalancados.

En numerosas ocasiones, por parte del sector financiero, se ha indicado que el oro físico genera gastos al tener que guardarlo en un lugar seguro. Efectivamente, es recomendable que nuestra inversión esté guardada en una caja de seguridad y que por ella tengamos que pagar un alquiler a una empresa especializada. Pero, yo me pregunto ¿existe alguna inversión que no nos genere gastos? En mi experiencia, cualquier operación financiera e inmobiliaria tiene sus gastos. Sin embargo, el alquiler de una caja de seguridad nos permite, no solo guardar nuestra inversión en oro, sino que podamos maximizar su utilización. Es decir, en una caja de seguridad podemos depositar, además del oro, nuestros objetos de valor, escrituras, y todo aquello que nos interesa tener guardado en un lugar seguro, ventaja que no nos brindan las inversiones financieras permitiéndonos maximizar ese coste.

 

 

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