Es condición de la naturaleza humana que cuando se conoce a sí misma es superior a todas las demás, pero cuando deja de conocerse se degrada a tal punto que es inferior a la de los animales: forma parte de la naturaleza de todas las demás criaturas no conocerse, pero en la del hombre esta ignorancia constituye un vicio.
Los animales inclinan la cabeza hacia el suelo y así embotan sus sentidos. Sólo la especie humana, que yergue el cuerpo y alza la cabeza, ve el suelo desde arriba. Esta imagen revela que los seres humanos aspiran a alzar los ojos para contemplar el cielo y elevar su alma.
Examinemos primero los bienes falsos y con ello empezaremos a liberarnos de los yugos que nos oprimen; después los bienes verdaderos irán penetrando en nuestras almas. Quien posee serenidad y lleva una vida ordenada vence al destino soberbio y logra observar impasible tanto la buena como la mala fortuna. Nada puede imponérsele a un alma libre, ni puede nadie arrebatarle su íntima tranquilidad a una mente serena, en paz consigo mismo y racional.
Resumen