Descripción
La filosofía no es comunicativa, ni tampoco contemplativa o reflexiva: es creadora, ya que no cesa de inventar conceptos nuevos. La única condición es que estos conceptos satisfagan una necesidad y que presenten cierta extrañeza, cosa que solo sucede cuando responden a problemas verdaderos.
Los conceptos son singularidades que reaccionan frente a los flujos ordinarios y masivos de pensamiento. Se puede perfectamente pensar sin conceptos, pero solo cuando hay conceptos hay verdadera filosofía. Un concepto es algo que posee una fuerza crítica, política y de libertad.
Un individuo adquiere un auténtico nombre propio al término del más grave proceso de despersonalización, cuando se abre a las multiplicidades que le atraviesan enteramente, a las intensidades que le recorren. Es una despersonalización de amor y no de sumisión.