Foster Wallace fue invitado a pronunciar un discurso en una ceremonia de graduación en la Universidad de Kenyon, sobre un tema de su elección. Fue el único discurso de este tipo que dio en su vida.
Resulta que hay partes enormes de la vida adulta de las que nadie habla en los discursos de graduación. Y una de esas partes incluye el aburrimiento, la rutina y las pequeñas frustraciones de la vida adulta. El problema esencial del hombre es la arrogancia, la confianza ciega y una cerrazón mental que es como un encarcelamiento tan completo que el prisionero ni siquiera sabe que está encerrado.
Se trataría de alterar nuestra configuración por defecto, que consiste en ser profunda y literalmente egocéntricos y en verlo e interpretarlo todo a través de esa lente que es el yo. Resulta extremadamente difícil permanecer alerta y atento a la realidad alrededor en lugar de dejarse hipnotizar por el monólogo constante que suena dentro de nuestra cabeza. Aprender a pensar quiere decir ejercer cierto control sobre cómo y qué piensa uno. Si aprendemos a pensar y a prestar atención, desarrollaremos el poder real de experimentar nuestra relación con los otros como algo no solo lleno de sentido sino también sagrado, que arde con la misma fuerza que ilumina las estrellas: la compasión, el amor y la unidad última de todas las cosas.
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