La palabra liberalismo carece en el imaginario colectivo de un significado preciso y riguroso. Cuando casi todo es susceptible de ser calificado como liberalismo, entonces el término liberalismo pasa a no significar absolutamente nada. El propósito de este libro es enmendar la situación y demostrar que el liberalismo sí es una filosofía práctica con unos principios muy concretos dirigidos a alcanzar un fin específico: proteger la libertad de cada persona para escoger cómo desea vivir su vida.
El liberalismo descansará sobre estos diez principios: dos presupuestos éticos –el individualismo político y la igualdad jurídica-; cuatro pilares centrales en forma de derechos –libertad, propiedad, contratos y reparación del daño-; tres instituciones esenciales para la cooperación social –libre asociación civil, libre mercado y gobierno limitado-; y la voluntad de extender este orden político al conjunto de la humanidad –globalización-.
Estos diez principios permiten estructurar la coexistencia, la cooperación y la convivencia de los seres humanos en las condiciones y en la escala en la que cada uno de ellos considere adecuada según sus proyectos vitales. Se trata, por este motivo, de un orden político heterogéneo, plural y diverso, basado en el respeto estructural hacia cada individuo.
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