Este es un libro sobre la vida en casa, en zapatillas, con todo a nuestro alcance a apenas un clic, pero sin aire libre ni encuentros ni riesgos. Si la gran cuestión religiosa era ayer: ¿hay vida después de la muerte?, la gran cuestión de las sociedades laicas es la inversa: ¿hay al menos una vida antes de la muerte? ¿Hemos amado, dado, prodigado, besado bastante? La existencia no es una carrera de resistencia en la que hay que mantenerse el mayor tiempo posible al resguardo de los golpes, sino una cierta cualidad de los vínculos, de las emociones de los compromisos. Cuando se reduce a replegarse en el caparazón, al simple visionado de videojuegos, a maratones de series o de compras compulsivas online, ¿tendrá todavía el mínimo valor? Tanto si se quiere ralentizar el tiempo como acelerarlo, protegerse del peligro o exponerse, algo debe pasar en el corazón de los hombres que sea estremecedor, que esté tocado por la gracia. Para conocer el choque del cambio, habría que comenzar por romper la somnolencia de los días idénticos, por probar la potencia de revelación de lo nuevo, lo que la vida enclaustrada no permite.