Descripción
Todos sabemos que la cultura occidental es materialista. Ese diagnóstico puede hacerse en dos líneas. Eso no atrae a nadie. Lo que resulta atrayente y artísticamente auténtico es, considerando como axioma que el presente es grotescamente materialista, ¿cómo es que en tanto seres humanos aún tenemos la capacidad de alegrarnos por cosas que no tienen precio, de ser caritativos, de relacionarnos genuinamente? ¿se puede hacer prosperar estas capacidades? Y si es así, ¿cómo?, y si no, ¿por qué no?